La amnistía, la excusa de algunos para no reconocer el resultado electoral
Han dicho que es un golpe de Estado, que acaba con la separación de poderes, que supone la destrucción de España… Lo mismo que dijeron de los indultos.
Ya hemos visto la nueva ley de amnistía, así que vamos a hablar de la amnistía. Han dicho que es un golpe de Estado, que acaba con la separación de poderes, que supone la destrucción de España… Bueno, exactamente lo mismo que dijeron de los indultos. Una humillación y traición a España… que al final quedó en nada y, desde entonces, el apoyo a los partidos independentistas ha disminuido radicalmente.
La amnistía es pasar página. Es entender que un conflicto político que movilizó a millones de catalanes durante años se debe solucionar de manera política, no con golpes, cárcel y represión. Es entender que una España más fuerte es la que se cose con cariño y perdón, y no a la que se obliga a la fuerza y a golpes. Que gritar más fuerte “¿qué pone en tu DNI?” y amenazar con cárcel no funciona, y que la mejor forma de fortalecer el país es haciéndolo desde la empatía y el perdón.
¿Y eso implica que nos guste Puigdemont y lo que ocurrió el 1 de octubre? Pues claro que no. Pero avanzar implica perdonar y mirar hacia delante. Fue un proceso que movilizó a millones de catalanes, su mayor delito fue una votación ilegal y, por suerte, no acabó con ningún tipo de vida por el camino. Y digo esto porque, en este país, durante el mandato de Gonzalez y Aznar, se perdonaron a terroristas de los GAL, a terroristas de Terra Lliure, al general Armada —cabeza del golpe de Estado militar del 23F— y no pasó absolutamente nada. Mientras Aznar indultó a casi 6.000 personas, esta amnistía perdonará a unos 300 independentistas y a 73 policías imputados por las cargas del 1 de octubre.
¿Que se ha hecho porque hacían falta los votos? Claro. Al igual que Gonzalez y Aznar pactaron con Jordi Pujol cosas que jamás habrían hecho si no necesitasen sus votos. Así funciona la política parlamentaria y así funciona la Constitución española, aunque algunos digan que “destruye la nación”.
Por lo menos esta amnistía tiene un sentido político claro de reconciliación y no es como la amnistía fiscal de Rajoy de 2012, con la que no se trató de perdonar que los catalanes hicieran un referéndum sino que era una amnistía para perdonarle millones de euros de evasión fiscal a 30.000 ricos con dinero fuera de España.
Es comprensible que la amnistía te pueda generar dudas, a mí mismo me las genera porque una amnistía nunca es una cosa sencilla, pero una cosa es eso y otra aprovechar la amnistía para empezar a hablar de dictadura, de gobiernos ilegítimos y de “alzamiento nacional”.
Por desgracia, la amnistía es simplemente la excusa que han encontrado algunos para no reconocer un resultado electoral que simplemente no les permite gobernar. Poco más que eso.