Feijóo se queja de cesiones de Sánchez al independentismo: esto es todo lo que el PP ha cedido a Vox
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Feijóo se queja de cesiones de Sánchez al independentismo: esto es todo lo que el PP ha cedido a Vox

Desde las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, los populares han aceptado en numerosas ocasiones las exigencias de la ultraderecha.

Feijóo y Abascal, en su reunión del pasado 5 de septiembre en el Congreso.Europa Press via Getty Images

"El que calla otorga. Veremos la intensidad de su silencio, de lo que otorga y de lo que le exigen. Lo que no podremos saber nunca es si lo que usted les va a dar será suficiente o no. Eso no lo decidirá usted". 

Con estas palabras, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, concluía la primera sesión del debate de su investidura fallida, de la que ha salido con un doble 'no' del Congreso, donde tan sólo ha conseguido los 172 apoyos con los que ya contaba desde hace casi dos meses: los de su partido, los 33 de Vox y los de los dos diputados de UPN y Coalición Canaria. 

Se quejaba así de las cesiones que, a su juicio, está dando el candidato socialista y presidente en funciones, Pedro Sánchez, a los nacionalistas catalanes. Cesiones que, sin embargo, se han topado con el referéndum, un camino que, como han recordado esta semana tanto PSOE como PSC, por el que "no hay avance posible"

Lo que sí quiere negociar la izquierda es la otra exigencia de Junts y de ERC: la amnistía. Ese es uno de los temas que, como recordó Ernest Urtasun, portavoz de Sumar, este jueves, sí está encima de la mesa. No lo está el referéndum, que podría suponer la ruptura definitiva de las negociaciones y el camino directo a una repetición electoral en enero.

Pero el PP sigue insistiendo en las cesiones del Gobierno en funciones para mantenerse en Moncloa sin recordar que el partido que ahora lidera Feijóo también ha cedido a las pretensiones de la extrema derecha cuando ha tenido que hacerlo para poder 'tocar' poder. 

Y la hemeroteca se remonta a hace años. Por ejemplo, a enero de 2019, cuando el PP —entonces presidido por Pablo Casado—, que fue el segundo partido más votado en las elecciones andaluzas de diciembre de 2018, pactó con Vox su apoyo para hacer a Juanma Moreno Bonilla presidente del Gobierno regional. Lo hizo, eso sí, asumiendo los postulados de la ultraderecha, como comprometiéndose a sustituir la ley autonómica de memoria histórica por una "de concordia", a crear una Consejería de Familia o prometiendo garantizar la educación segregada.

Cuatro años después, tras la histórica mayoría absoluta de Moreno Bonilla en 2022, el PP llegó a cederle a la ultraderecha un puesto en la Mesa del Parlamento andaluz. A cambio, reclamaba a los de Santiago Abascal "generosidad".

Un año antes, un gesto similar tuvo la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien necesitaba los votos de la extrema derecha para gobernar tras los comicios que ella misma adelantó en mayo de 2021. 

Para allanar su investidura con los apoyos de la ultraderecha, Ayuso no tuvo remilgos en cederle a Vox la vicepresidencia segunda de la Asamblea de Madrid. También aceptó revisar la rebaja de diputados de esta Cámara regional de 136 a 69 que reclamaban los de Abascal, pese a no contar con la mayoría de dos tercios necesaria. 

La primera gran cesión del PP a Vox fue en Castilla y León, en marzo de 2022, tras las elecciones en esta región, cuando los populares dieron a la ultraderecha, ni más ni menos, que la presidencia de las Cortes, así como una vicepresidencia vacía de funciones y tres consejerías del Gobierno regional con tal de que Alfonso Fernández Mañueco fuera investido presidente. 

Pero sin duda, cuando más cesiones del PP a la ultraderecha se han visto ha sido tras las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo. Tras estos comicios, los de Abascal han ido obteniendo muchas de sus exigencias a cambio de apoyar a los candidatos 'populares' para que gobernasen en las distintas regiones donde ambos partidos sumaban mayoría. 

Pasó rápidamente en la Comunidad Valenciana, donde la ultraderecha cuenta con una vicepresidencia y tres consejerías en el Gobierno regional. En el acuerdo entre ambos, además, se hablaba de "violencia intrafamiliar" y no de violencia machista, se incluía el 'pin parental' o se hablaba de acabar con la Memoria Democrática. Carlos Mazón accedió a todas estas medidas, con el sello indistinguible de la extrema derecha, para ser nombrado presidente regional. 

Por ese aro no quería pasar María Guardiola, la líder del PP en Extremadura, que llegó a forzar la máquina insinuando que prefería una repetición electoral a asumir ciertos postulados de la ultraderecha. 

Poco le duró la palabra a la dirigente regional, que terminó dando entrada en su Gobierno a Vox —tiene una consejería— pese a que dijo que “no podía dejar entrar” en el Ejecutivo a aquellos “que niegan la violencia machista o deshumanizan a los inmigrantes”. También en el acuerdo de gobierno se incluyen, entre otras medidas, el 'veto parental'. 

Otra de las cesiones más polémicas del PP a Vox fue la presidencia del Parlamento de Aragón, que recayó en manos de Marta Fernández, una diputada racista, machista y que ha protagonizado diversas polémicas con Irene Montero, la ministra de Igualdad en funciones, de la que llegó a decir que no había hecho "nada en la vida" más que "arrodillarse para medrar". La última, negarle el saludo en un acto oficial al que acudió Montero. 

Además de la presidencia de la Cámara regional, Vox se hizo con dos consejerías: la de Agricultura y Ganadería y la de Desarrollo Territorial, Despoblación y Justicia, esta última con rango de vicepresidencia.

Y también logró incluir sus pretensiones en el acuerdo de Gobierno que hizo presidente de Aragón a Jorge Azcón. 80 puntos que contemplan, entre otros asuntos, derogar la ley de memoria, la censura parental en las escuelas, reformar la ley trans autonómica o aprobar una rebaja de impuestos en Sucesiones y Patrimonio.

Negociaciones que han llevado a cesiones para lograr acceder al Gobierno y tener un poder territorial muy importante con el que precisamente Feijóo pretende confrontar con un eventual Ejecutivo de izquierdas. Este sólo llegará si hay negociación y también cesiones. Porque muchas veces la política consiste en cabalgar las propias contradicciones. Pedro Sánchez y sus socios tienen dos meses para conseguirlo. O, si no, a elecciones de nuevo en enero. 

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Jefe de Política de El HuffPost

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