Extremadura incendia la precampaña: el PSOE consigue la Asamblea y el PP explota contra Vox
La candidata popular ha asegurado que no puede dar consejerías a los ultras porque no podría gobernar "con quien niega la violencia machista". La repetición electoral gana enteros.
Dios es Cristo en Mérida. El panorama político ha saltado por los aires en la región este martes después de que el PSOE consiguiera hacerse por sorpresa con la presidencia de la Asamblea de Extremadura que acoge el poder legislativo de la autonomía. La falta de acuerdo entre el Partido Popular y Vox se ha hecho carne. Y sangra y escuece.
La candidata popular, María Guardiola, ha terminado por estallar contra la formación de Santiago Abascal, a quien ha acusado de enviar a Jorge Buxadé, su "capataz" para controlar a su "señor feudal", en referencia a Ángel Pelayo, el candidato ultra. Extremadura huele a repetición electoral.
Los resultados del 28M dieron más peso al bloque de la derecha, 28 diputados para el PP y cinco para Vox, cuya suma resulta en uno más de los necesarios para la mayoría absoluta. Pero aunque en la Comunidad Valenciana ambas formaciones llegaron a un acuerdo apenas dos semanas después de los comicios, Extremadura ha demostrado que a veces las divisiones son más fuertes que las sumas.
Guardiola ha expresado en más de una ocasión que su deseo es gobernar en solitario, sin ceder consejerías a Vox, algo que los de Pelayo han rechazado por activa y por pasiva. Ambos partidos mantuvieron las negociaciones hasta este lunes, cuando los populares ofrecieron apoyar a los de Abascal para presidir la Asamblea, una proposición que no cuajó en el extremo derecho.
La justificación de la ultraderecha en Extremadura para rechazar el pacto pasa por la línea oficial que el partido mantiene desde Madrid. Esta se basa, según las palabras de Pelayo, en "hacer valer" la confianza depositada por los votantes en el partido, no "ceder a chantajes" y entrar en el Gobierno para "verificar" que se va a llevar a cabo un cambio "radical" de políticas en Extremadura.
Guardiola unchained y un bloque roto
El terremoto político entre la derecha y la ultraderecha, sin embargo, no se acota a Extremadura. Las acusaciones de Guardiola contra los de Abascal han ido más allá y en sus palabras había ecos a algunas de las polémicas que acechan a los de Alberto Núñez Feijóo desde hace días. Principalmente, en lo referente a la violencia de género, aunque sus ataques han ido más allá y en estos momentos acaba de dibujar una delgada línea azul que no esta dispuesta a dejar pasar a los de Abascal.
La presión sobre Guardiola es ambiental. Vox ha conseguido introducir parte de su ideario en los pactos que ha llevado a cabo con el Partido Popular. El propio Santiago Abascal niega que la violencia de género exista, y atribuye el concepto al campo de la "ideología". En el pacto de Gobierno en Valencia no se hace mención a la misma, sino a la "violencia intrafamiliar", que la ultraderecha defiende ya como mantra en Castilla y León, donde comparte Ejecutivo con los de Feijóo desde 2022.
El gallego ya ha tenido que salir al paso para tratar de justificar los acuerdos con la ultraderecha, llegando a defender que la violencia de género "es una obviedad" y que como tal no es necesario explicitarla en los pactos. En esa misma línea, el líder del PP se metió en un charco en la Cadena SER al afirmar que la condena por violencia de género contra el candidato de Vox a la Comunidad Valenciana, Carlos Flores, (que no estará en el gobierno territorial) fue fruto de "un divorcio duro".
Automáticamente protestaron voces de la sociedad civil y la política contra esa afirmación. Flores fue condenado por proferir insultos y amenazas contra su expareja como la siguiente: "Puta, te voy a estar jodiendo toda la vida hasta que te mueras y acabe contigo, ladrona" además de acosar a la mujer yendo a su centro de trabajo y a su domicilio.
Tal fue el terremoto que el portavoz de campaña popular, Borja Semper tuvo que salir en auxilio de su jefe y ha aclarado que Núñez Feijóo no pretendía justificar la violencia machista sino que reproducía los argumentos de quienes minimizaron ante ellos su condena por violencia psíquica a su exmujer.
Pero los equilibrismos se acabaron este martes en Extremadura. El bloque de la derecha ya no es tal y Guardiola no ha escatimado energías para cargar contra Vox. "Yo no puedo dejar entrar en mi Gobierno a quienes niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes deshumanizan a los inmigrantes y a quienes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI", ha recalcado la líder extremeña.
La popular se ha agotado finalmente y ha acusado a Vox de no pensar en los intereses de los extremeños. Ha afirmado que Vox "no sabe cómo funcionan las instituciones" y que solo aspiran a entrar en las mismas para tener un "altavoz" con el que hacer ideología. Ante la visita de Jorge Buxadé, vicepresidente primero acción política de Vox, a Mérida para apoyar este martes a sus diputados, Guardiola ha calificado su presencia de "vergüenza" y le ha tildado de "capataz" y a Pelayo de "señor feudal" de Santiago Abascal.
Esta por ver que diámetro tiene el butrón que Guardiola ha abierto en la estrategia de Alberto Núñez Feijóo, ya que no se ha plegado ante exigencias con las que el PP sí ha transigido en otros municipios donde gobiernan junto con Vox donde han desaparecido las concejalías de Igualdad o donde han prohibido las banderas LGTBI.
Sin embargo, fuentes del PP han declarado a la Cadena Ser que esto demuestra que el partido no se rinde ante las exigencias de la extrema derecha, a pesar de los pactos en Valencia o en las Islas Baleares, donde les han cedido la presidencia del parlamento a un candidato que profería en Twitter soflamas como: "Las mujeres son más beligerantes porque no tienen pene".
Como ha caído el movimiento de puertas para adentro
Fuentes populares han confirmado a El HuffPost que una parte importante del partido aplaude la “gallardía” de Guardiola, que está poniendo su palabra por encima de llegar a un pacto con Vox. Recuerdan que la dirección de Feijóo la acogió con muchos recelos al principio, su designación también fue prevista por Casado. “En Extremadura, el PP está más al centro que en otras regiones, coge voto socialista cansado de Sánchez”, interpretan. “Se come la cámara”, reconoce un barón del PP.
Pero a partir de ahí la decisión de Guardiola también provoca matices internos. El más importante, “está dejando en una posición bastante complicada a otros barones del PP”, en especial a Carlos Mazón. “Mazón está en entredicho por alguien de nuestro propio partido”. De hecho, hay malestar en sectores del PP valenciano, que reivindicaron que el pacto con Vox “estaba asumido” por su votante y había que ceder.
La ausencia por parte del partido de una "posición nacional" y con una dirección nacional más diluida que nunca ha hecho aflorar las quejas internas. “Una cosa es autonomía y otra cosa es que cada uno haga lo que quiera y la gente no sepa a qué atenerse. Hacen falta unas directrices mínimas”, enfatizan. Los barones admiten contactos con Feijóo y miembros de la dirección sobre la evolución de los pactos.
De hecho, en el PP valenciano dejan claro que el pacto con Vox “fue trasladado a Génova, como no podía ser de otra forma”. “Hemos mantenido informada a la dirección del partido aunque las decisiones las hayamos tomado aquí”.
Hay bastante desconcierto en las estructuras del partido sobre las posiciones del PP con respecto a los pactos y también asuntos capitales como la violencia de género, que ya estaban muy claros.
Y mientras tanto, la izquierda extremeña...
Extremadura es noticia por los encontronazos que se suceden a su derecha, pero el lío ha sido una constante desde el 28M y la posterior convocatoria de elecciones anticipadas para el 23J. Las turbulencias empezaron apenas unos días después de las elecciones autonómicas y municipales.
A pesar de que el bloque de la derecha consiguió más escaños, el partido más votado fue el PSOE, una baza a la que los de Guillermo Fernández Vara se aferran para defender la legitimidad de que el próximo gobierno extremeño sea socialista. Con ese aval, los del puño y la rosa se sacudieron los resultados de mayo y expresaron su deseo de formar un Ejecutivo de izquierdas. Sin embargo, Guardiola también ha dejado claro que su partido impedirá ese escenario, por lo que se antoja muy improbable.
En declaraciones a la prensa, la candidata de Unidas por Extremadura, Irene de Miguel, así lo ha atestiguado. Tras denunciar cómo Vox, a su juicio, ha sucumbido a la "estrategia nacional" de su partido, ha remarcado incapacidad de la "derecha y la extrema derecha" para formar Gobierno y para poner por delante los intereses de los ciudadanos. "La sombra de repetición electoral se hace mas alargada, eso sería el rotundo fracaso del PP y Vox y de sus políticas conservadoras en nuestra región".
Soraya Vega, portavoz del PSOE de Extremadura, ha sido la encargada de cerrar las comparecencias a la prensa. Ha sostenido que lo ocurrido este martes en la Asamblea es el "reflejo" de lo que los extremeños y extremeñas votaron el pasado 28 de mayo, ya que "fue el PSOE el que ganó las elecciones" y por tanto el que preside la mesa parlamentaria. Ha apelado además a la "capacidad que ha demostrado el partido socialista para llegar a acuerdos", en referencia a las últimas dos legislaturas, cuando en esta última aún con mayoría absoluta, logró acuerdos con el resto de fuerzas.
Vega ha asegurado que ese sigue siendo el ánimo del partido a día de hoy para dar a los "extremeños y extremeñas" la estabilidad que necesitan. "Pedimos que nadie juegue con los intereses de los extremeños y extremeñas y que no dejen a la región para el final", ha concluido Vega.
Si hace unas semanas la intuición general hacía pensar que el PP y Vox pactarían pasara lo que pasara en Extremadura, este martes ese paisaje ha quedado por completo desdibujado. La sombra de la repetición electoral es alargada en Extremadura.