¿Existe riesgo real de repetición electoral?
Sánchez no quiere ni contemplar esa opción mientras Feijóo se prepara para ese escenario, consciente de que fracasará en su investidura.
“Me voy a dedicar en cuerpo y alma a lograr una investidura auténtica y no perderé el tiempo en gestos vacíos”. Pedro Sánchez no quiere ni contemplar la posibilidad de una repetición electoral. En público y en privado ha dejado claro que su intención es que la legislatura eche a andar, después de que Alberto Núñez Feijóo no logre los votos necesarios en el Congreso y reciba el encargo del monarca. “Vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano, siempre en el marco de la Constitución”, aseguran desde su equipo. Pero no será fácil, históricos del PSOE se remueven cada vez más y cunde el nerviosismo en algunas estructuras.
Los independentistas no se lo van a poner fácil al presidente en funciones. Pero en Moncloa siguen confiados en que no exigirán “imposibles” y tratan de tender puentes discretamente en unos días en los que el foco está puesto en Feijóo. Cada vez que se les pregunta por cómo marchan las negociaciones, los portavoces de Sánchez esquivan la cuestión asegurando que ahora no es su tiempo y que el jefe del Estado designó al líder del PP. “Es el momento de la discreción y de ir avanzando”, añaden las fuentes consultadas, aunque esto genere inquietud en el partido por la falta de información.
En teoría, la ley de amnistía está o estará encima de la mesa, según se desprende de las declaraciones públicas de Sumar, aliado indispensable de Sánchez. Pero en el PSOE prefieren ser mucho más cautos, conscientes del terremoto político que supone la amnistía, no digamos ya un hipotético referéndum de autodeterminación, incluso en sus propias filas. La decisión de Ferraz de expulsar a Nicolás Redondo provocó el enfado de otrora referentes como Felipe González y sorpresa entre algunos cargos como Juan Carlos Rodríguez Ibarra. “Denota nerviosismo”, sugirieron desde Castilla-La Mancha. Cabe recordar que Emiliano García-Page no comparte en absoluto los planes de Moncloa.
Ante todos, incluidas las voces críticas en su formación, Sánchez se compromete a acometer “un proyecto que sea plenamente coherente con la letra y el espíritu de nuestra Constitución”. Y cree que puede amarrar los votos necesarios y acudir a la investidura este mismo mes de octubre, después del intento fallido de Feijóo los días 26 y 27 de septiembre. Pero, ¿y si los independentistas siguen apretando y mantienen sus reclamaciones al margen de la Carta Magna? “Las elecciones las carga el demonio. Todo el mundo lo sabe, incluido Puigdemont. Aquí todo el mundo tiene que ceder, buscar consensos. Y ese es el trabajo que se está haciendo”, según la reflexión de un diputado socialista, que apoya al presidente en funciones.
Es por ello que en el equipo directo de Sánchez descarten por completo la posibilidad de acudir de nuevo a las urnas, aunque no todos en las filas socialistas son tan optimistas. “El PSOE está en manos de la derecha independentista supremacista”, alertó el viernes en Onda Cero Elena Valenciano, mano derecha del fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba. Lo que lleva a un sector del partido a pensar en que la repetición electoral “no es tan mala idea” si se confirma que lo que buscan Junts y ERC es “romper la Constitución”, en palabras de un cargo territorial consultado por este diario.
Un escenario, el de las urnas, que para nada disgustaría al PP, que ya da por descontado que la investidura de su líder será un fracaso. “Con los números que tiene Sánchez, la gobernabilidad es prácticamente imposible y el PP tiene que estar ahí, como líder de la oposición, preparado para lo que pueda pasar”, según la reflexión de uno de los barones de la formación, muy compartida en los cuadros populares.
No ha sido una semana fácil en todo caso para el PP. Con las negociaciones para la investidura en un claro segundo plano —a Feijóo le siguen faltando cuatro escaños para la mayoría absoluta—, el partido se enredó sobre la idoneidad o no de protestar en las calles contra la hipotética ley de amnistía, de la que aún se desconocen los detalles. Finalmente, Génova ha organizado un “acto de partido” al aire libre, en la madrileña avenida de Felipe II, tres días antes de la votación de investidura de su líder.
En él, tal y como avanzó El HuffPost, no tendrá cabida Santiago Abascal por lo que no se reeditará la foto de Colón, que unió a los líderes de PP, Ciudadanos y Vox en el mismo escenario en febrero de 2019. “La semana no ha sido buena porque Génova no ha podido marcar los tiempos. El lunes, se anuncian mociones en ayuntamientos y comunidades, pero el martes habla Aznar, se desbarajusta todo, y el debate pasa a ser si nos manifestamos en las calles y si vamos o no vamos a ir de la mano con Vox”, se exaspera un miembro de Génova.
Para evitar suspicacias, Feijóo y Aznar se reencontraron el viernes en los cursos FAES, exhibiendo sintonía. No hay ningún tipo de brecha, zanjaron sus equipos. Mariano Rajoy también estará en el acto organizado contra la amnistía mientras Pablo Casado no recibió la invitación de Génova, si bien el expresidente popular -en un discreto segundo plano desde la crisis interna- ya avisó recientemente que sus responsabilidades laborales son incompatibles con participar en los mítines del PP. “Aunque por deferencia, se le podría haber llamado”, admitió un parlamentario en activo.
Con Feijóo ya en modo oposición, para la mayoría de cargos consultados por este diario, “la clave” pasa porque la dirección marque “un rumbo claro” que les aleje de los vaivenes de las últimas semanas. Y todavía queda por aclarar si el gallego participará en la protesta convocada en Barcelona el 8 de octubre contra la amnistía. Estarán Isabel Díaz Ayuso y Abascal, y voces de la formación como Cayetana Álvarez de Toledo o Alejandro Fernández apremian a su líder para que se ponga detrás de la pancarta. “No hay que quemar todos los cartuchos ya”, insiste en cambio un barón del PP.