Concluye la campaña del 28-M marcada por los temas nacionales y un final de película
Sánchez pide el voto para "defender el Estado del Bienestar". El PP, para "derogar al sanchismo" y "sortear las trampas".
Fin a una campaña electoral totalmente anómala, en la que lo que está en juego —los gobiernos municipales y autonómicos— ha quedado en segundo plano frente a los temas nacionales. ETA, Bildu, el racismo y, a última hora, el fraude en el voto por correo.
Nació la campaña hace dos semanas y lo hizo casi a la vez que saltaba la noticia de que Bildu, la formación abertzale, concurría con varios candidatos condenados por delitos relacionados con el terrorismo. Algunos de ellos, ante el revuelo generado, decidieron renunciar si salían elegidos.
Pero dio igual. El PP olió sangre y decidió estirar el tema toda la semana. Mientras el PSOE intentaba poner sobre la mesa las medidas sociales del Ejecutivo, con asuntos como la Sanidad, la Educación y los datos económicos, los de Alberto Núñez Feijóo se agarraban a la polémica de Bildu como a un clavo ardiendo. Y Ayuso, a ETA. El 'verso suelto' del PP, aun para enfado de los suyos, llegó a decir que la banda terrorista —que dejó la violencia hace más de una década— seguía viva. A su discurso se llegó a sumar José María Aznar, el expresidente del Gobierno y del PP.
Pensaron en Génova que el tema se podía alargar hasta el mismo día 28 de mayo, pero un grupo de energúmenos decidió ponerse a lanzar insultos racistas a Vinicius, delantero del Real Madrid, durante el partido que los blancos jugaron contra el Valencia en Mestalla. Y el racismo y todo lo que allí ocurrió llegó a la campaña.
De repente la cuestión no era ETA, sino si España era o no racista. Y todos contestaron a su manera. La mayoría, negando la generalización. Así lo hizo el PP, con sus variaciones habituales —la de Ayuso con Feijóo—. Y también el Gobierno, que fue menos condescendiente con la cuestión, autoafirmándose como "antirracista" y no negando que estas situaciones se dan tanto en el fútbol como en otros aspectos de la vida.
Pero a la campaña le esperaba un giro de guión propio de una película. Porque en Melilla saltó el escándalo al conocerse la compra masiva de votos por parte de dirigentes de Coalición por Melilla. Los ecos de este escándalo se trasladaron a todo el país y comenzaron a salir casos similares denunciados en Mojácar (Almería), Albudeite (Murcia), La Gomera (Canarias), Astorga (León)... PP y PSOE, implicados. Con los días comienzan las detenciones, los registros, las imputaciones... y las dimisiones.
A todo esto se han sumado noticias llamativas, como la renuncia de un candidato del PSOE de Valencia por supuesta pertenencia a los Latin Kings, la imputación por secuestro a otro candidato socialista o la denuncia de uno de los dos concejales de Vox en el Ayuntamiento de Valencia contra su propio partido por financiación ilegal, malversación y organización criminal.
Te lo firma Tarantino.
Así se ha llegado al cierre de campaña, donde el presidente del Gobierno ha estado en Barcelona apoyando al candidato municipal, Jaume Collboni, una plaza donde podría pescar la alcaldía. Quizás, el único trago dulce de la noche electoral para los socialistas.
Allí, el jefe del Ejecutivo se ha preguntado "quién tiene mejor propuesta en Vivienda, Sanidad o Educación". "¡Los socialistas!", se ha contestado Sánchez, que ha criticado que la derecha "cuando está en el Gobierno recorta y cuando está en la oposición, deroga". "Destruir", ha resumido la campaña del PP frente al que el PSOE pide el voto "para avanzar en derechos".
Sánchez ha pedido reflexionar "si votar importa" y se ha respondido con un "sí". "Gracias al voto, hoy el Gobierno ha revalorizado las pensiones y no las ha congelado, como hizo la derecha cuando gobernó. Gracias al voto, hemos subido el SMI. Gracias al voto se pueden construir hospitales públicos y no abrirle la puerta de par en par a la privatización, que es lo que hace la derecha", ha explicado.
"Para eso vale el voto. Cuanto más fuertes estemos en Barcelona, Cataluña y España, más fuerte estará el Estado del bienestar", ha agregado Sánchez.
Feijóo pide "derogar el sanchismo" y Ayuso acusa al presidente de "pucherazo"
Feijóo, por su parte, ha exprimido la jornada yendo desde la Comunidad Valenciana —donde ha dado el todo por el todo en campaña al tratarse de una región clave, en la que el PP espera una gran victoria— a Madrid, pasando por Castilla-La Mancha, donde los populares confían en dar un disgusto al PSOE en un territorio históricamente socialista.
En la capital, ha acompañado a José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid y candidato a la reelección, y a Isabel Díaz Ayuso, presidenta regional, quien se ha mostrado muy dura con Sánchez, con acusaciones muy graves contra el presidente del Gobierno.
Porque tras repasar los escándalos del voto por correo, que ha afectado también al PP, Ayuso ha dicho lo siguiente: "Lo que ha pasado demuestra que España sigue viva, que sus instituciones aún resisten y que en el PSOE no se han enterado. Sánchez se va a ir como llegó: con un intento de pucherazo".
"Pero no lo va a conseguir porque, a pesar de sus asaltos, las instituciones siguen en pie y España funciona", ha agregado Ayuso, que ha llegado a afirmar que al presidente del Gobierno "ya no le vota ni Txapote", en referencia al etarra, y ha animado a votar para "sortear las trampas".
También ha 'tirado' por Sánchez el alcalde madrileño. Martínez-Almeida ha recordado la primera victoria suya y de Ayuso, que ha resumido con un "resistimos al sanchismo". Ahora, dice el regidor madrileño, toca "la derrota del sanchismo" que, afirma, "resonará en toda España".
"Las municipales son nacionales", ha aclarado Almeida por si a estas alturas le quedaba alguna duda a alguien. "Cada papeleta sirve para derogar al sanchismo", ha insistido el alcalde madrileño, que ha apelado a "la unidad" de la derecha, tratando de contener el voto a Vox.
En su turno, tras la larga intervención de Ayuso, Feijóo ha tratado de explicar "qué es derogar el sanchismo". "¿Entre las mentiras o la palabra? La palabra. ¿Entre presumir o resolver? Resolver. ¿Entre violadores o víctimas? Víctimas", ha comenzado, animando a los presentes, que se esforzaban en contestar. "Hay más", ha bromeado el gallego, que ha confrontado a Bildu con "la dignidad", al PSOE con "la calidad democrática" y al "sanchismo" con España. Y aplausos.
"Cuando nos pregunten qué es derogar el sanchismo, tenemos miles de respuestas. Incluso los socios que han gobernado con Sánchez se están pensando si volver a gobernar. Imaginad cómo está la parroquia", ha ironizado Feijóo, que ha asegurado que "derogar el sanchismo es devolver el prestigio a nuestra nación y defender la democracia alto y claro".
Con esa base, derrotar a Sánchez, el líder del PP ha pedido votar masivamente a su partido este domingo.
Pero la gobernabilidad de PP y PSOE en los distintos territorios dependerá del resto de formaciones.
Será clave, por ejemplo, ver qué papel tiene Podemos en los comicios y si logra acceder a los parlamentos donde se encuentra en el alambre. De su concurso o su ausencia podría depender que la balanza se decantase a la izquierda o a la derecha.
Sus líderes han estado arropando en Madrid a dos de sus candidatos que se encuentran precisamente en esa situación. Allí, Irene Montero, ministra de Igualdad, ha acusado al PP de "atacar la democracia" y de tratar de "imponer sus reglas del juego" hablando de ETA para "tratar de ilegalizar partidos que hacen posible que se avancen en derechos".
Y no se ha olvidado de Florentino Pérez y su colleja al alcalde de Madrid, de Ferreras y de Ana Rosa Quintana, a quien ha dedicado un capítulo especial acusándola de "especuladora inmobiliaria" tras conocerse sus negocios con pisos turísticos en Madrid y Sevilla. "Es casi más fácil que ella te quite la casa que un okupa", ha sentenciado.
Muy pendiente del resultado morado estará Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y líder de Sumar, quien ha estado arropando a Ada Colau, alcaldesa de Barcelona y candidata de Barcelona En Comú.
En su discurso, se ha preguntado si las políticas sociales del Gobierno a nivel nacional y de la izquierda a nivel local, se habrían producido con gobiernos de derechas. Y ha mostrado su sorpresa con la disposición del PP de hacer alcalde a Xavier Trías y al socialista Jaume Collboni.
Al candidato del PSC le ha cuestionado públicamente si va a querer gobernar con Trías que, ha dicho Díaz, "endureció la reforma laboral del PP".