Colas gigantes y mucha expectación: Yolanda Díaz y la ilusión por Sumar revientan Magariños
La vicepresidenta lanza oficialmente su candidatura para las elecciones generales con su plataforma política ante miles de personas en Madrid.
Hasta el Museo de Ciencias Naturales. Hasta allí, alrededor de 800 metros, se ha llegado a prolongar la cola de gente que empezaba a las puertas del polideportivo Magariños, en Madrid, donde Yolanda Díaz ha presentado este Domingo de Ramos su candidatura para llegar a La Moncloa.
Treinta minutos antes de que comenzara el acto, Tomás Pérez recorría toda la fila buscando a unos conocidos con los que se había citado para entrar. Venía desde Aranjuez y aseguraba que ya sabía que se iban a quedar fuera muchas personas. “Tendrían que haber pillado un sitio mucho más grande, esto se va a quedar minúsculo”, comenta a El HuffPost mientras sigue caminando.
Una hora y media antes de que Pérez tuviera que dar la vuelta a toda la manzana en busca de sus acompañantes, a las 9:30 de la mañana, ya había alrededor de 50 personas esperando para entrar. La expectación es total. A esa hora salían del metro Santi y Nila, de 35 y 69 años respectivamente. Él venía desde Canillas y ella desde Vallecas, les ha movido “la ilusión” por el proyecto de Díaz.
Ambos fueron parte de Podemos, pero desde 2017, afirman, perdieron unas ganas que poco a poco han ido recuperando. La transversalidad y la pluralidad que ven en el proyecto de Yolanda Díaz es justo lo que sienten que el partido morado ha perdido, y el principal capital que atesora Sumar. El acuerdo entre Sumar y Podemos para unir sus fuerzas aún no se ha dado, por lo que ni Ione Belarra, secretaria general del partido que fundara Pablo Iglesias, ni ninguno de sus principales representantes han acudido al acto de este domingo.
Sin embargo, Podemos estuvo muy presente entre los que se han acercado al acto de Yolanda Díaz. Después de las dudas expresas sobre si conseguirían entrar en el acto, quienes hacían la cola para entrar a Magariños no paraban de comentar la falta de pacto entre los morados y Díaz. Patricia y Rosa no se conocen, pero se han encontrado y "se han puesto a hablar". la primera es de Arroyomolinos y la segunda del barrio del Pilar, juntas comentan los desencuentros entre Sumar y Podemos, acusan a los últimos de ser los responsables principales de que no haya acuerdo.
“Es una cabezonada más de Pablo Iglesias, es él quien está impidiendo que haya un acuerdo”, comenta Rosa, mientras admite haber sentido una profunda “decepción” con el antiguo líder de Podemos. Patricia, que es votante de izquierdas “desde Carrillo” afirma que ella muestra su apoyo a sumar porque siempre ha apoyado a Izquierda Unida. Frente a las divisiones en el espacio de la izquierda, cuya responsabilidad recae sobre todo sobre Podemos, estas mujeres anteponen el carácter “menos radical y moderado” de figuras como Yolanda Díaz, a la que definen como una “luchadora nata”, o Alberto Garzón, ministro de Consumo y secretario general de Izquierda Unida.
“Con menos radical me refiero a menos ruidosos, más dialogantes y siempre a la búsqueda del consenso”, detalla Patricia. A pesar de las críticas, ambas admiten que la unidad de la izquierda es fundamental y que si no, el resultado sera “la ruina”. Mientras hablan, no paran de llegar personas a la cola.
Un poco más arriba, más cerca de la entrada al polideportivo, cuyos amplios escalones han sido engalanados con un alfombrado de los colores rosas oscuros de Sumar, defienden su puesto en la vez Irene y José Francisco. Esta pareja de actores de 36 y 29 años viene desde Villa de Vallecas. Ambos han sido militantes de Podemos, y vienen al acto para conocer un poco más de cerca el movimiento de la actual ministra de Trabajo.
Sin embargo, admiten que no sienten la misma ilusión de hace años. “Si te soy sincera, personalmente no traigo la misma sensación que hace años, aunque haya gente que sí pueda sentirla de nuevo, pero que Podemos no esté aquí hoy es una desilusión”, cuenta Irene. Esta pareja espera que finalmente se llegue a un acuerdo para que la izquierda vaya toda unida a las elecciones. ¿Y si no llegara a ser así? “Uf, no sé qué haría, ¡no me pongas en esa tesitura!”, bromea Irene.
La cantidad de gente crece conforme pasan las horas. Los voluntarios de Sumar, identificados con chalecos y acreditaciones, van de arriba abajo dando información a la gente, habilitarán el patio con una pantalla para que puedan caber hasta 5.000 personas más. “Se ha creado mucha expectación con el acto”, comenta uno de ellos, Alberto, mientras trata de organizar la fila para que no ocupe toda la acera. Otro voluntario, que viene desde Barcelona y que prefiere no dar su nombre, asegura que el proceso de escucha, la serie de actos que la organización ha realizado por todo el territorio nacional, han tenido siempre una gran afluencia de público, aunque para este se espera más.
Pasadas las 11:30 de la mañana, el polideportivo abrió sus puertas y, poco a poco, comenzaron a entrar, los primeros, aquellos que llevaban más de dos horas esperando. Frente a las puertas, sin embargo, muchos de los que menos han madrugado se han quedado mirando, abandonada toda esperanza de poder llegar a conseguir un lugar.
¿Tenéis alguna esperanza de entrar? “No, la verdad es que no”, contesta Jorge, un cacereño que, mientras su amigo Sergio, del País Vasco, prepara un cigarrillo de liar bajo la sombra difusa de un árbol. Ninguno de los dos ha militado nunca en política, aunque siempre han mostrado “interés” por la política. Se han acercado este domingo movidos por la figura de Díaz, la cual apoyan y “aprueban”. Califican de “cagada” que Podemos no haya acudido hoy al acto.
“Al final es como siempre, estamos todos deseando que se junten pero por una cosa u otra nunca llegan a hacerlo y no hacemos fuerza suficiente”, expone Jorge. Ambos esperan, sin embargo, a que el acuerdo pueda materializarse en un futuro.: “Que no estén aquí hoy no significa que no vayan a pactar, veremos”.
La expectación por Sumar, el proceso de escucha y el conflicto con Podemos también ha cruzado fronteras. Así lo explica Josef Manola, corresponsal de la televisión austríaca. “Hay mucho interés en los círculos de corresponsales extranjeros tanto por las divisiones en el entorno de la izquierda como por el proyecto de Sumar”, ha explicado, afirmando que en su país es muy extraño ver a la izquierda conformando movimientos nacionales.
“Hoy voy a dar un paso adelante”
Magariños es un polideportivo pequeño, y este domingo estaba hasta la bandera. 1.500 personas, según la organización, estaban en su interior y hasta 5.000 en el patio anexo desde donde los que no han podido entrar han seguido el acto a través de una pantalla gigante. Desde la organización, aunque aún no han podido confirmarlo del todo, afirman que via streaming lo han visto hasta 7.000 personas.
Junto a Díaz, se han subido a al escenario Helio Roque, creador de contenidos, la sindicalista Teresa Fuentes, la dueña de un pequeño comercio de barrio de Valencia, Maite Navarro, la escritora y poeta nicaragüense, Gioconda Belli y la activista por los derechos de las personas trans, Carla Antonelli.
En un semicírculo alrededor de la tribuna, todos los representantes de las fuerzas políticas y movimientos sociales adheridos a la plataforma de Díaz, entre las que se encontraban Ada Colau, Rita Maestre, Mónica García, Alberto Garzón o Enrique Santiago entre otros muchos. Los ponentes han puesto en pies en varias ocasiones a los asistentes, pero la que más, como cabía esperar, ha sido Yolanda Díaz.
Después de repasar algunos de los logros del Gobierno de coalición y de enumerar numerosas propuestas que aún queda por hacer, el acto se ha deslizado hacia el éxtasis final. “Sé muy bien de donde vengo, quién soy y lo que represento”, ha empezado Díaz, con ritmo pausado. “No se puede hacer política sin ternura”, ha sido otra de las frases que han empezado a cargar de energía a la multitud ya enardecida de Magariños.
“He dicho que me iba a tomar un tiempo, porque sin imaginación y sin ideas no se podía levantar un país. Y eso hemos hecho. Quise escuchar y lo he hecho, os sentí cerca, sentí la ilusión y la esperanza, sentí que mucha gente volvía a creer en la cosa pública, que quería soñar y que tenía voluntad de seguir caminando”, ha expresado Díaz, que conforme hablaba iba arrancando un rumor cada vez más grande desde la audiencia.
Después dijo: “Hoy voy a dar un paso adelante”. Y como un resorte, Magariños se vino arriba. El público rugió, aplaudió y jaleó a la vicepresidenta, que seguía hablando entre el júbilo y la emoción general, haciendo muy difícil la tarea de los altavoces instalados por los técnicos de sonido para amplificar su voz: “Humildemente creo que puedo ser útil [...] Quiero ser la primera presidenta de este país”.