Lula en España: una cita para relanzar relaciones, hacer negocios y debatir sobre Ucrania
El presidente de Brasil regresa casi 20 años después de su primer viaje, con la aceleración de las negociaciones para la firma del acuerdo comercial entre la UE y Mercosur entre sus metas.
Septiembre de 2003. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pisaba España en su primer viaje oficial a nuestro país. Reinaba Juan Carlos I y en La Moncloa gobernaba José María Aznar. Volamos a este abril de 2023: Lula regresa. Presidente por tercera vez tras el límite legal de mandatos consecutivos, su persecución judicial y su retorno victorioso sobre Jair Bolsonaro, pasará los días 24 y 25 en Madrid, entre actos empresariales y encuentros con el rey, Felipe VI ahora, y su homólogo, Pedro Sánchez.
Es una visita con muchos matices, muy apreciada por los dos estados. Buscada, necesaria por el contexto. El papel de Brasilia como posible mediador en la guerra de Ucrania y la aceleración de las negociaciones para la firma del acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur serán los ejes de los encuentros, rodeados de un clima muy propenso al entendimiento, por varios motivos: Lula ha mostrado siempre una inclinación especial por España (donde hasta se le ha concedido el Príncipe de Asturias), regresa con un Gobierno ideológicamente cercano como el de PSOE y Unidas Podemos, y además van a coincidir en el segundo semestre del año las presidencias temporales del Consejo Europeo en España y de Mercosur en Brasil. "Una conjunción de estrellas muy favorable", el palabras del ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira.
Lula llegará el martes desde Portugal, arranque escala de su gira europea, la primera desde que tomó posesión del cargo el pasado enero, en un intento de relanzar sus relaciones internacionales, muy tocadas tras el último mandato de la ultraderecha. En su primera etapa en el Palacio de Planalto, él fue uno de los líderes más queridos y con mejores relaciones del mundo. "Es el político más popular de la Tierra", decía Barack Obama. Todo eso se había dinamitado. Es momento de "reconstruir puentes" con el mundo, dicen en su Ministerio de Exteriores, y el presidente ha empezado por sus grandes aliados: en enero viajó a Argentina, en febrero a Estados Unidos, la semana pasada a China y, ahora, a la Unión Europea.
Brasil entiende que tanto España como Portugal son "puertas de entrada naturales" al continente europeo, por los estrechos lazos políticos y culturales hondamente enraizados. La gira europea será una oportunidad de hacer un "reajuste" y "mostrar que cree en la visión democrática global que Europa defiende", indica a la agencia AFP Pedro Brites, profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas.
Podrá hacerlo abordando dos temas esenciales: la estabilidad mundial y las relaciones comerciales. Lula aterriza en Madrid después de haberse ofrecido a mediar entre Rusia y Ucrania para poner fin a la invasión (palabra que él no suele utilizar). En su visita reciente a China y Emiratos Árabes, Lula hizo unas polémicas declaraciones en las que equiparaba a las partes, invasor e invadido, y acusaba a Estados Unidos y a Europa de seguir "contribuyendo para que continúe la guerra". El revuelo ha sido grande. Tocará hablar de ello, porque las acusaciones de seguidismo respecto de Moscú son serias.
Tanto en Portugal como en España se ha querido pasar un poco de puntillas sobre el asunto ante la visita, pero por ejemplo el jefe de la diplomacia comunitaria, el español Josep Borrell, ha sido claro: "Señores, aquí hay un agresor y un agredido y el agresor tiene que suspender la agresión. Y mientras eso no ocurra, el agredido tiene que defenderse. Tan sencillo como eso". El diario brasileño O Globo, citando fuentes del gabinete de Lula, sostienen que vendrá a defender un discurso de paz, menos radical, más matizado. Para que nadie pueda llamarlo, como el argentino Clarín, "la desilusión de Europa".
Más allá de la polémica, Sánchez y Lula pueden revisar la propuesta brasileña de crear un grupo de países que medie en el conflicto. "Tenemos que sentarnos en una mesa y decir basta. Vamos a conversar porque la guerra nunca trae ni nunca traerá beneficios", insistió, llamando a Bruselas y Washington a dar el paso. "Tenemos que convencer a las personas de que la paz es lo mejor para impulsar cualquier proceso de conversaciones. Tal como está la cosa, la paz está muy difícil", argumentó Lula hace unos días, apostando por un una especie de G-20 en el que estarían países "neutrales". También podrán compartir visiones sobre el papel de Pekín, que los dos acaban de visitar, en el devenir del conflicto.
Luego está la economía. La secretaria para Europa de la cancillería brasileña, María Luisa Escorel, subrayó este jueves que que tanto Brasil como España confían en que las aristas que quedan para la conclusión del acuerdo UE-Mercosur puedan ser limadas en el segundo semestre de este año, cuando tienen en paralelo las dos presidencias rotatorias. Se llegó a un acuerdo de bases en 2019 y hay que concluirlo, un proceso que se ha visto frenado por imprevistos como el coronavirus o Ucrania.
Un "asunto fundamental" en el que La Moncloa ha puesto mucho énfasis a la hora de exponer a Bruselas sus prioridades para la presidencia. Quiere que su tiempo tenga a América Latina siempre presente, al igual que a sus vecinos del sur. El pasado marzo, la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez, reclamó a la UE en una reunión en Estocolmo que impulsara definitivamente los acuerdos pendientes como este, que necesita ser ratificado por los parlamentos de los Veintisiete. "América Latina es un socio estratégico para la UE y es necesario cerrar lo antes posible los acuerdos comerciales con esta región para incrementar la diversificación y resiliencia de las cadenas de producción de la UE, pero también para reforzar los compromisos en materia de desarrollo sostenible", defendió.
El futuro papel de Madrid al frente de la UE hará que también estén sobre la mesa cuestiones más globales, a las puertas de una cumbre con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Bruselas los días 17 y 18 de julio.
Lula, en sus dos días en España, acudirá a un seminario que congregará a empresarios brasileños y españoles, firmará varios anexos bilaterales, comerá en el Palacio Real con Felipe VI, trabajará en Moncloa con el presidente y puede, puede, que reúna además con la vicepresidenta segunda y ministra del Trabajo, Yolanda Díaz, con quien guarda una estrecha amistad. Ambos se vieron en Madrid el pasado año y la gallega fue a la toma de posesión del jefe de Estado brasileño el pasado 1 de enero.
Unas relaciones clave
Brasil y España son viejos, intensos y activos socios. Según la ficha país que elabora el Ministerio español de Exteriores y actualizada al presente año, "las relaciones bilaterales entre Brasil y España han sido siempre muy intensas". Muy pronto después de la independencia, España estableció lazos con Brasil y abrió una Legación residente en Río de Janeiro. Desde el último tercio del siglo XIX hasta la primera mitad del XX, Brasil fue uno de los destinos preferidos de los emigrantes españoles y se mantuvo como tal, junto con Argentina y Venezuela y se calcula que más de 15 millones de brasileños son hoy descendientes directos de españoles, sobre una población de 214,3 millones.
La colonia española en Brasil reúne a 139.886 personas registradas como residentes y es la quinta de América Latina y la novena del mundo. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil estima en su último informe de 2022 que 163.652 brasileños residen en España, lo que sitúa a nuestro país como el sexto destino de la emigración brasileña en el mundo y tercero en Europa tras Portugal y el Reino Unido.
En el ámbito político, las relaciones bilaterales se han enmarcado en el Plan de Asociación Estratégica (2003), actualizado por la Declaración de Brasilia (2005), la Declaración de Madrid (2012) y la Declaración conjunta de 2017. La Asociación Estratégica contempla la celebración de consultas políticas a nivel de Ministros de Asuntos Exteriores cada dos años y a nivel de Viceministros de Asuntos Exteriores en los años intermedios. Además, supuso la creación de seis grupos de trabajo sectoriales: Grupo de Trabajo sobre Comercio e Inversiones; Comisión Mixta de Defensa; Grupo de Trabajo sobre Cooperación Industrial para la Defensa; Comisión Mixta de Educación; Comisión Mixta de Cooperación, Tecnología e Información; y Reunión Consular de Alto Nivel.
Desde 2021, hay un Memorándum de Entendimiento por el que se creó la Comisión Bilateral Permanente Brasil-España (CBBE), que pretende ser un mecanismo permanente, pero flexible, que sirva de amparo al diálogo que ambos países han venido manteniendo en multitud de áreas.
En lo económico, si bien a nivel global Brasil ocupa el puesto número 19 entre los socios comerciales de España, es el segundo destino de las exportaciones de España a Iberoamérica, con 3.066,9 millones de euros de ventas, solo por detrás de México (4.871 millones de euros). En 2021, las exportaciones respecto al ejercicio anterior crecieron un 15,3% y las importaciones un 30%.
En el acumulado entre enero y octubre de 2022 (últimos datos disponibles) se observa un crecimiento interanual del 36,4% en las exportaciones españolas, con 2.909,6 millones de euros. Por otro lado, las importaciones aumentaron un 98% interanual hasta los 7.922,1 millones de euros. España es, tras Estados Unidos, el mayor inversor extranjero en Brasil, en campos que van de las finanzas a la energía, pasando por las infraestructuras o los servicios.
Y en lo social, la Cooperación Española considera a los países de renta media alta, como Brasil, como países de cooperación avanzada, con los que “se mantendrá un diálogo avanzado sobre políticas sectoriales y esquemas de cooperación técnica e institucional”, con proyectos medioambientales, agrícolas o migratorios.
Muchos y buenos motivos para mantener engrasada la maquinaria de las relaciones bilaterales entre Madrid y Brasilia.