Los restos de Primo de Rivera ya descansan en San Isidro tras salir de Cuelgamuros
Unos trescientos falangistas han recibido al fundador de La Falange y han provocado incidentes con la Policía.
Los restos de José Antonio Primo de Rivera ya descansan desde este lunes en el cementerio de San Isidro, en Madrid, tras salir a mediodía del Valle de los Caídos, donde llevaban enterrados desde 1959. El traslado ha provocado momentos de gran tensión entre la policía y los aproximadamente trescientos falangistas que han acudido a las puertas del camposanto, muchos de ellos ataviados con banderas preconstitucionales y pancartas con el rostro del fundador de la Falange.
Una treintena de agentes custodiaban la entrada principal del cementerio, al que ha estado prohibido acceder durante toda la jornada, mientras los concentrados esperaban a la llegada del coche fúnebre con los restos de Primo de Rivera en una acera próxima a la puerta principal. Desde primera hora de la mañana, algunos ya se encontraban en las inmediaciones al considerar dicho traslado "una profanación" y una "acción ruin y guerracivilista" del Gobierno a un mes de una cita electoral.
"A los muertos sólo se les puede matar una vez. Los mismos que les asesinaron llevan a cabo ahora la profanación", ha señalado a El HuffPost Ignacio Menéndez, de la Falange. Él, junto al resto de concentrados, esperaban a la inhumación para visitar la nueva tumba de Primo de Rivera, "colocar cinco rosas y cantar el 'Cara al Sol'". Para el falangista, el Valle de los Caídos ahora "dejará de tender sentido" y no cree que vuelva a visitarlo tras esta última exhumación.
Otro de los rostros más visibles de la Falange, Eva Lobato, ha considerado esta acción como una "consumación del odio". "Como no pueden matar la idea, porque el falangismo va a permanecer en el tiempo, hacen esto. Para nosotros es triste porque pretenden humillar, pero sólo consiguen que quizá algún borrego más les vote", ha señalado. Lobato, eso sí, ha dicho que fue más digno el comportamiento de la familia de Franco en su exhumación que la de Primo de Rivera "porque si se hubieran molestado en conocer a su antepasado sabrían que su José Antonio no es sólo de ellos", aunque entiende que opten por un traslado "privado".
Jesús Muñoz, uno de los convocantes de esta concentración "espontánea" ante San Isidro, también se ha sentido decepcionado ante la actitud de la familia. "Nunca han dado la batalla por su familiar y han pactado con el Gobierno sin contar con quienes somos los herederos de José Antonio", ha expresado. El falangista ha asegurado que en los próximos días habrá sucesivos homenajes a su figura y no duda de que esta decisión es fruto de una estrategia política de Sánchez a un mes de las elecciones autonómicas y municipales. "Quieren revitalizar ese odio entre los españoles los que más deberían ocultar sus miserias", ha indicado.
Muchos de los concentrados han portado de forma visible pulseras con la bandera preconstitucional y el escudo de la Falange en sus camisetas. Otro, incluso, han enarbolado la bandera rojinegra y dos mujeres han lucido dos ramos de flores con rosas rojas y amarillas con la intención de colocarlas ante la nueva tumba de Primo de Rivera. También se han visto saludos con el brazo en alto mientras esperaban la llegada del vehículo con los restos.
Cuando ha pasado el coche fúnebre, una buena parte de los falangistas han invadido la zona delimitada para los periodistas con la intención de rendir tributo a la figura clave del falangismo en España. La Policía ha respondido conteniendo a la masa, aunque no se han producido altercados de gran violencia. Tres de ellos han sido detenidos por los agentes y otros cinco han sido identificados. Los concentrados han gritado en ese momento "Gobierno genocida" o "Primero asesináis y luego profanáis", entre otros cánticos, al tiempo que han exhibido de forma impune símbolos franquistas y de ideología nazi.
Una hora después del incidente, ante ya un menor número de concentrados, uno de los falangistas ha denunciado la "sed de aporrear y perseguir a patriotas" del Gobierno y ha considera que la decisión de exhumar a Primo de Rivera es "de imbéciles" porque no se termina con su ideas "moviendo su cuerpo". "Lo importante es el legado, su pensamiento. Y ahora vamos a poder homenajearle en San Isidro todas las veces que nos apetezca", ha dicho ante los vítores del resto. El 'homenaje' ha concluido con todos los presentes entonando el 'Cara al Sol'.
Del Valle a San Isidro
La exhumación de José Antonio Primo de Rivera se ha llevado a cabo el mismo día en el que el fundador de la Falange Española cumpliría años. Sus familiares ya solicitaron hace unos meses al abad del Valle y a la Dirección General de la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid el traslado una vez aprobada la ley de Memoria Histórica del gobierno.
Los restos de Primo de Rivera han salido del Valle de los Caídos pocos minutos antes de las 13:00 horas. Un pequeño grupo de falangistas esperaban a la salida del Valle, recibiendo con gritos de "¡Viva España!" y "José Antonio !Presente!", cuando los coches fúnebres con sus restos han abandonado el recinto en dirección a Madrid.
Los trabajos para la exhumación han comenzado a primera hora del día en el Valle, donde han llegado al menos dos vehículos fúnebres para proceder al traslado de los restos mortales del fundador de Falange. El trasiego de vehículos ha sido continuo desde primera hora de la mañana en la puerta de acceso al recinto, que ha estado custodiada por agentes de la Guardia Civil y donde se encontraban más de una treintena de periodistas.
Los restos de Primo de Rivera llegaron a la basílica de El Escorial en 1939, procedentes de Alicante, donde fue ejecutado. Dos décadas después, cuando se inauguró el Valle de los Caídos, fueron trasladados al mausoleo que ordenó erigir Franco tras ganar la Guerra Civil. Su tumba ha ocupado durante casi siete décadas un espacio protagonista en el entorno del altar mayor, muy próximo al que también ocuparon los restos de Francisco Franco tras su fallecimiento en 1975 y hasta su exhumación en 2019. Sus restos descansan ahora en el cementerio de San Isidro junto a los de su hermana, Pilar Primo de Rivera.