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Avisan de riesgo de apagones en Extremadura por el cierre de su central nuclear

Avisan de riesgo de apagones en Extremadura por el cierre de su central nuclear

El cese de actividad en Almaraz, previsto para noviembre de 2028, podría disparar la volatilidad en la red y aumentar la dependencia del gas.

Planta nuclear de Almaraz, en Cáceres, en una imagen de archivo.SOPA Images/LightRocket via Gett

El cierre de la central nuclear de Almaraz que, según el calendario acordado por Gobierno y compañías eléctricas en 2019, está previsto que se complete el mes de noviembre de 2028. Un hito que, como advierte el Consejo General de colegios oficiales de ingenieros industriales de España en un informe sobre las consecuencias de la clausura de la planta extremeña, traerá consigo un mayor riesgo de apagones en momentos de alta demanda. 

El estudio, que la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, entregó hace 7 días a la nueva ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, destaca que la desaparición de esta central nuclear obligará al sistema eléctrico nacional a depender en mayor medida de las condiciones meteorológicas, lo que podría traducirse en restricciones del suministro de electricidad. "Sin energía nuclear, el sistema dependerá más de las condiciones meteorológicas (eólica y solar). En periodos de baja producción renovable, la falta de energía de base podría provocar apagones", subraya el informe.

Los ingenieros insisten en que eliminar una fuente de generación estable y continua de electricidad no solo incrementa los riesgos de apagones, sino que también podría elevar la volatilidad en la red y aumentar la dependencia de las importaciones eléctricas. "Esto afectaría a la competitividad del sector industrial", señalan en las páginas del diario Hoy.

El informe también recoge las advertencias de Redeia, operador encargado de gestionar el sistema eléctrico en España, que en su informe anual de 2024 ya apuntó que la retirada progresiva de la generación estable (nuclear, carbón y ciclo combinado) compromete la seguridad del suministro de electricidad y, también, la estabilidad del sistema. A pesar de que las inversiones en redes de distribución y almacenamiento se hayan elevado un 34%, la compañía reconoce que la reducción de la capacidad para garantizar la generación de energía podría llegar a provocar incidentes operacionales.

El gas, la única alternativa viable

Según el Consejo General de ingenieros, hoy en día, la producción de energías renovables no están preparadas para ser una alternativa fiable a la nuclear. "Las infraestructuras de almacenamiento energético no están lo suficientemente desarrolladas técnicamente para poder compensar la intermitencia de las energías renovables, y su coste económico es incierto", expone el documento. La organización asegura que la única opción viable en el corto plazo será recurrir a centrales de ciclo combinado, que funcionan con gas natural.

Este combustible, además de su precio variable, que depender de factores geopolíticos,  provocará tambie´n un incremento significativo en las emisiones de dióxido de carbono. "La cantidad de CO2 generada por la sustitución de la central nuclear de Almaraz equivale a las emisiones anuales de más de ocho millones de coches en circulación", precisan los ingenieros. Además, el aumento de la huella de carbono sería casi seis veces superior a la de todo el sector del transporte aéreo en España.

El colectivo de ingenieros aseguran que no existen impedimentos técnicos para que la central nuclear de Almaraz siga operando más allá de 2028, siempre y cuando se realicen las inversiones necesarias en mantenimiento y actualización de la tecnología de la planta. "La vida útil puede extenderse al menos hasta los sesenta años, como en otros países, sin que ello suponga un riesgo para su seguridad", recalca el informe.

En base a sus conclusiones, el Consejo General de los colegios oficiales de los ingenieros industriales en España sostienen que la decisión de cerrar la planta de Almaraz no atiende ni a criterios técnicos ni tampoco medioambientales, por lo que reclaman que se renueve la planificación energética de España para que se base en datos, "sin sesgos políticos".