Alvise Pérez: teoría de un gran bulo

Alvise Pérez: teoría de un gran bulo

Su irrupción no puede entenderse sólo como una consecuencia del auge de la ultraderecha, ya que "también es un voto de castigo y de hartazgo". Analizamos con politólogos y sociólogos el último "fenómeno" de la política española.

Alvise Pérez, el pasado domingo tras las elecciones europeasEFE

"Pedro, calienta, que sales (...) Más vale que te metas en un maletero porque te vamos a meter en prisión". 

El pasado domingo, en una conocida discoteca madrileña donde se ofrecían copas gratis, un exultante Alvise Pérez salía como una estrella del pop al escenario del local para celebrar los resultados cosechados por su "agrupación de electores", Se Acabó la Fiesta, en las elecciones europeas: casi 800.000 votos y tres eurodiputados. O lo que es lo mismo, sexta fuerza política a sólo diez mil papeletas de Sumar, partido de gobierno. 

La irrupción de Alvise en el panorama político español no fue esa noche una sorpresa. El CIS y otras empresas demoscópicas privadas ya advertían en sus encuestas previas que este andaluz de 34 años, muy conocido en redes sociales y aplicaciones de mensajes instantáneos como Telegram, estaba sumando un fuerte respaldo. 

Para muchos ciudadanos, sin embargo, Alvise era hasta este pasado 9 de junio un gran desconocido. Los medios de comunicación tradicionales habían evitado hablar (de forma deliberada o no) sobre su propuesta y lo poco que se decía sobre él entre la prensa generalista tenía que ver sobre sus líos judiciales por propagar bulos.

"Aunque la mayoría de españoles nos estén conociendo hoy mismo, millones de ellos ya nos conocían en redes sociales porque hoy estamos recogiendo los frutos de cinco años de lucha exacerbada contra la corrupción de todos los partidos, la judicatura y los medios extorsivos de comunicación”, dijo Alvise sobre el escenario de la discoteca Cats mientras en el local retumbaba a todo volumen su jingle creado para la campaña. 

¿Qué explica la irrupción de Alvise?

El auge de Alvise ha provocado un seísmo en la política española. Apenas tres días después de los comicios, Pedro Sánchez acusaba al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, de ser el artífice del auge de esta "tercera fuerza de ultraderecha". "Son como las muñecas rusas, cabe una dentro de la otra", señaló el presidente del Gobierno en la sesión de control. De hecho, Sánchez ha pasado de no hablar ni una sola vez de Alvise en estos últimos meses de agitación y bulos, a nombrarlo hasta en cinco ocasiones en el Congreso y tres durante una entrevista en  RTVE como arma contra PP y Vox.

Pero, ¿es Alvise una fuerza de ultraderecha? Según la encuesta preelectoral del CIS, la mitad de sus votantes procede del partido de Santiago Abascal. Este dato, por sí solo, podría demostrar esta tesis. Sin embargo, entre su electorado hay votantes que dicen ser más de centro que los de Vox. En concreto, un 41% de los votantes de Alvise se sitúan en el centro (5-6 ideológico), otro 36% en la derecha (7-8), y el 21% restante en el extremo derecho (9-10). En comparación, hasta el 39% de los votantes de Vox se colocan en ese extremo.

Ignacio Jurado, profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid, cree que es un error identificar a Alvise únicamente como un elemento más de la extrema derecha en España. "Representa un sentir cada vez más extendido en Europa que incluye a gente muy antipolítica, abonada a los bulos y a las teorías de la conspiración, y que creen en aquello de que 'cuanto peor, mejor'", asegura. Según Jurado, muchas de esas personas simpatizarán con la ultraderecha, pero otras se mueven más en el terreno del hartazgo de la política y el individualismo. "Este tipo de votante es minoritario pero existe, y ahora hemos descubierto que es movilizable electoralmente", señala.

Una tesis similar defiende Guillermo Fernández, doctor en Ciencia Política y también profesor en la universidad Carlos III de Madrid. Para él, el voto de Alvise es un voto "de castigo, de hartazgo y de descrédito de la política española", que aprovecha los nuevos canales de comunicación "para desarrollar toda una narrativa que combina la rebeldía con algunas lógicas muy tópicas y binarias típicas del populismo". 

Telegram se ha convertido en el principal altavoz de Alvise para sus bulos y teorías conspiranoicas. Su perfil oficial en esta plataforma de mensajería cuenta con más de 538.000 suscriptores y existe un segundo no oficial, denominado Alvise Pérez Chat, que reúne a casi 80.000 personas. En este último, cada día, se escriben hasta más de 20.000 mensajes diarios sin ningún control aparente. 

En un aviso fijado en la parte superior de su perfil, Alvise deja claro que no se hace responsable del contenido de los mensajes que escriben sus seguidores, aunque también aprovecha para pedir ayuda económica a través de dos cuentas bancarias y un número de Bizum con el objetivo de hacer frente "al hostigamiento judicial, político y mediático". 

Sólo en estos últimos días, Alvise ha denunciado por Telegram "decenas de delitos electorales en los recuentos electorales", poniendo en duda la legitimidad de los resultados del 9-J, que la presidenta de Navarra, María Chivite, "exige" a los medios ocultar las agresiones de magrebíes a homosexuales o que el Gobierno quiere prohibir su financiación y ha ordenado ya abrir inspecciones fiscales contra todos los miembros de su partido. Y sus casi 550.000 seguidores lo leen... y se lo creen.

Lo cierto es que Alvise ha sido investigado varias veces por la Justicia por mentir o difamar a políticos y personajes públicos, aunque todavía no suma ninguna condena penal. Los jueces han dictado que tiene que pagar 5.000 euros a la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, por decir que tenía acceso a un respirador exclusivo en su propia casa durante el colapso de la Sanidad que provocó la pandemia. La sentencia, sin embargo, aún no es firme. 

También fue condenado a pagar 60.000 euros al exministro José Luis Ábalos por publicar imágenes suyas sacadas sin su consentimiento en el jardín de su casa, pero la Audiencia de Madrid ordenó repetir el juicio y la sentencia por defectos "evidentes" en el procedimiento que habían causado "indefensión" al condenado. 

A estos casos, se unen los 10.000 euros por publicar fotos de la periodista Ana Pastor o la causa aún pendiente por difundir en redes durante un debate electoral una falsa PCR positiva de Salvador Illa. Alvise admitió ante el juez que la publicó sin comprobar su veracidad, pero se defendió diciendo que él no fue el primero en propagarla. 

Pese a todo, sus seguidores parecen seguir dando por completamete veraces los comentarios que Alvise publica en su Telegram. "Puede que sus fieles no den credibilidad absoluta a todo lo que dice, pero como tampoco se la dan a los medios tradicionales ven a Alvise como un contrapeso. La motivación de estas personas es desafiar a las fuentes de información tradicionales y eso, en muchas ocasiones, tiene más valor que el propio contenido", asegura Ignacio Jurado.

El "peligro" de que la izquierda quiera dar alas a Alvise

Aunque la fuerza de los canales alternativos a los medios tradicionales es cada vez mayor, algunos de los politólogos y sociólogos consultados por El HuffPost consideran que Alvise se ha aprovechado también del "clima de descrédito y conspiración" que creó junto a otros para lograr su éxito electoral. 

"Esos mantras de Alvise, acusando por ejemplo al Gobierno de una deriva dictatorial, ya los ensayó Vox durante la pandemia diciendo que el confinamiento fue un engaño para controlar y someter a los españoles. Eso, que podría parecer una chifladura, se tradujo en fenómenos como las famosas protestas de Núñez de Balboa. 'Se acabó la fiesta' es la traducción electoral de un clima creado por sectores donde estaba Alvise, pero donde también han participado otros actores. Ha recogido lo que él sembró con la ayuda de otros", señala Guillermo Fernández.

Sea como fuere, Alvise ya es una realidad en el mapa político español. Y aunque no se sabe todavía si concurrirá a otros comicios como unas generales, los otros partidos han comenzado a recalcular sus estrategias para hacer frente a este fenómeno. El PP dice que no es su competencia, aunque los estudios realizados no digan lo mismo; y Vox "abraza" a sus votantes. Mientras, el PSOE ha visto en él una oportunidad para dividir de nuevo a la derecha y debilitarla de cara a nuevos comicios. Algo que, sin embargo, puede llegar a ser peligroso a largo plazo.

"El fenómeno de Alvise es una victoria para el conjunto de la extrema derecha y sus ideas porque transversaliza, profundiza o extiende el electorado de esta ideología. Hay votantes de Alvise que nunca hubieran optado por Vox o por el PP, pero que sí se dejan convencer por sus ideas radicales. Esto es un pésimo negocio para los partidos de izquierda y ya hay ejemplos que lo demuestran. En Argentina, el peronismo dio alas a Milei para frenar a los conservadores y en Fracia, Mitterrand a Jean Marie Le Pen. Y todos sabemos lo que ha pasado después"; advierte Fernández. Jurado, por su parte, también ve peligroso dar voz a ideas radicales y deliberadamente anticientíficas, "contrarias a cualquier deontología". "Ahora, vamos a tener a un señor promoviendo bulos en los medios tradicionales", señala. 

Iago Moreno, sociólogo y uno de los profesionales que más de cerca ha seguido la evolución del 'fenómeno Alvise', teme precisamente que el estallido de este reconocimiento público "precipitará que haya más seguidores" del sevillano y que sus mensajes circulen por otros canales "con casi la misma impunidad que en Telegram". 

Moreno, eso sí, descarta de forma tajante que el voto joven haya aupado a Alvise en las europeas por tratarse de un personaje 'engordado' en las nuevas formas de comunicación. "La radicalización digital toma muchas formas y no todas son reducibles a una persona de 16 años que se deja deslizar por el algoritmo de Youtube. Tú puedes llegar a Telegram de muchas formas, como algo tan banalmente masculino como no querer pagar el fútbol y verlo pirata. Sería un error atribuir a la gente joven la completa responsabilidad de este nacimiento", asegura.

En todo caso, el sociólogo pide poner el foco en la inmunidad parlamentaria que Alvise adquirirá tras convertirse en eurodiputado. Bajo esta condición "no puede ser investigado, detenido ni procesado por las opiniones expresadas", "ni tampoco detenido o procesado en cualquier otro territorio de la Unión Europea". Y dicha inmunidad sólo podría ser retirada por la comisión competente en Asuntos Jurídicos. 

"Su objetivo sería buscar el amparo de inmunidad para, supuestamente, revelar audios y documentos bajo secreto de Estado. Y eso tiene que ser el verdadero foco. Si luego se presenta a unas generales y saca un diputado, da exactamente igual", concluye. 

MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es redactor de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es