Abascal toma aire: Vox consigue mantener su único escaño en el parlamento vasco
La ultraderecha amarra su acta en Álava y suma 4.000 votos más con respecto a 2020
Vox salva los muebles. La formación de Santiago Abascal ha logrado este domingo mantener su representación en el parlamento vasco en las elecciones celebradas en Euskadi. Un único escaño por la provincia de Álava que vale oro, pues da oxígeno al líder de Vox tras una aciaga temporada electoral que arrancó con un notable retroceso en las elecciones generales del pasado 23 de julio y su estrepitoso fracaso en Galicia, donde no obtuvo ni un sólo parlamentario.
En esta ocasión, y pese a que las encuestas lo ponían en duda, la candidata Amaia Martínez ha amarrado su acta de diputada autonómica y Vox seguirá teniendo voz en el parlamento regional. Además, lo hace creciendo en votos. Si en 2020 Vox sumó 17.569 votos, esta vez ha logrado más de 21.000. Un importante incremento de votos que permiten a Vox encarar con mejores perspectivas las elecciones catalanas del próximo 12 de mayo y también las europeas del 9 de junio.
La primera vez que Vox concurrió a las elecciones en País Vasco fue en 2016, donde únicamente presentó lista por Álava y estuvo encabezada por Santiago Abascal Escuza, padre del actual líder del partido. El apoyo logrado, entonces, fue muy marginal: 771 votos, el 0,51% de los apoyos. En 2020, tras la explosión nacional del partido, las cosas mejoraron para Vox y obtuvo su primer escaño.
Pese a amarrar hoy la representación en Álava, Abascal ha señalado que no es un día "para dar saltos de alegría" porque "ETA y el partido separatista vasco" han ganado las elecciones y los españoles las van perdiendo. Sin embargo, el líder de Vox cree que su partido ha vuelto "a poner una pica en un Parlamento difícil" y en una tierra "complicada" en la que todavía "no hay libertad" y "hay miedo".
Ocho meses muy duros para Vox
Abascal fue reelegido presidente de Vox el pasado mes de enero seis meses después del duro golpe que supusieron las elecciones generales del 23 de julio, donde la formación perdió 19 escaños, 700.000 votos y fue incapaz de articular una mayoría absoluta con el PP que les facilitara entrar en el gobierno de la nación.
Por si fuera poco, la hemorragia de salidas de cargos importantes del partido no ha dejado de sucederse desde el mes de agosto, cuando Iván Espinosa de los Monteros anunció que abandonaba el partido que cofundó. Le siguieron todos los perfiles 'liberales' que integraban la formación, como Víctor Sánchez del Real, Mireia Borrás, Rubén Manso, Víctor González o Inés Cañizares. En paralelo, ganaba peso el sector más ultracatólico reconocido en las figuras de Ignacio Garriga y Jorge Buxadé. También están ya fuera todos los miembros de la mesa fundacional, a excepción de Ortega Lara, e importantes rostros como Macarena Olona, que en un libro publicado el pasado año definía a Abascal como “un juguete” en manos del sector más ultracatólico del partido y alguien a quien no le gusta mucho trabajar.
Aunque el PP de Feijóo ha crecido en estos últimos meses a costa de Vox, los de Abascal frenan su sangría destructiva en el País Vasco y se preparan para dar batalla en Cataluña y las europeas. La prueba de las vascas, al menos, ya están superadas.