Las claves del acuerdo de la COP28: por qué es realmente un paso histórico
Cerca de 200 países han acordado una hoja de ruta para dejar atrás los combustibles fósiles, culpables de buena parte de las emisiones y el desgaste del planeta. Una transición "equitativa y ordenada" con la vista en 2050.
Del calificativo "histórico" se abusa mucho en estos tiempos, pero lo que ha ocurrido esta mañana en Dubái lo merece: cerca de 200 países se han puesto de acuerdo -consenso, lo que ya de por sí es noticia- y han pactado una hoja de ruta para dejar atrás los combustibles fósiles, culpables de buena parte de las emisiones y el desgaste del planeta. Ahora arranca una transición que debe ser "equitativa y ordenada", con la vista en 2050. Eso es histórico, sí, porque en esta Cumbre del Clima (COP28) dibuja una Tierra futura con más garantías se supervivencia.
Las energías fósiles son aquellas que se obtienen a través de la combustión de restos vegetales y otros organismos vivos que han ido descomponiéndose con los años y acumulándose en el subsuelo terrestre. Y cuando los combustibles fósiles se queman, liberan dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que, a su vez, atrapan el calor en nuestra atmósfera, lo que los convierte en los principales responsables del calentamiento global y del cambio climático. Por eso, atajarlos es la mejor manera de hacer frente a esta crisis.
Como ha destacado la ministra española de Transición Ecológica, Teresa Ribera, el acuerdo de la Cumbre del Clima de Dubái permite "poner el foco en un mundo más allá de los combustibles fósiles", más de 30 años después de que ese objetivo se fijara en otra cumbre, la de Río. El mundo parece al fin despegarse de eso y mirar a las energías limpias, a nuevos compromisos verdes sin dependencias de tiempos pasados.
Es es el fondo principal de este consenso, que hasta es considerado positivo por las organizaciones preservacionistas. Ha costado muchos esfuerzos, eso sí. "No estoy seguro de qué hora del día o de la noche es. Ni siquiera estoy seguro de qué día es ahora mismo", decía Simon Stiell, secretario ejecutivo de ONU Cambio Climático en el marco de la clausura de la COP28, al dar a conocer el acuerdo. Ese era el nivel de estrés.
Los países representados en la COP28 han acabado adoptando el llamado Balance Global, el acuerdo con el que aspiran a reforzar su acción climática para contener el aumento de temperatura y que no supere el grado y medio respecto a los niveles preindustriales. Dicho texto, de 20 páginas y aprobado por consenso en el plenario, llama a los estados a iniciar una transición para alejarse de los combustibles fósiles, "de manera ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, con el fin de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050, de acuerdo con la ciencia".
Abrir una senda de abandono de estos tipos de energía era la prioridad en esta cumbre para la Unión Europea y otras economías industrializadas, así como para países muy vulnerables al cambio climático, como muchos estados en desarrollo. Sin embargo, hasta el plenario de este miércoles había en la COP28 incertidumbre sobre si un acuerdo que marcara el fin de la era de los combustibles fósiles sería aceptado por países petroleros como Arabia Saudí, a quien señalaban como la principal oposición. Todo eso, al final, se ha superado.
La cruzada contra los fósiles, al fin
¿Pero qué aporta y por qué era tan necesario el consenso? Lo primero es que se pide a los países que contribuyan a la transición al abandonar los combustibles fósiles. Esta es la primera vez que mencionamos explícitamente la reducción de nuestro uso de combustibles fósiles, el principal impulsor del cambio climático, por más que el peligro se viera hace muchas décadas. Ahora sí se da el paso.
Además, se reconoce que las emisiones alcanzarán su punto máximo en el futuro, pero se afirma que la fecha de ese momento será diferente dependiendo de si se es un país desarrollado o en desarrollo. No hay un horizonte único en el que ya nada sea viable, cambiable.
Junto a ese debate iba de la mano el de la "eliminación gradual", que ha costado muchas horas de desvelo. Este es un término que muchos países en la COP querían incluir en el acuerdo sobre combustibles fósiles. La "eliminación gradual" de los combustibles fósiles requeriría que los países redujeran gradualmente su producción y uso hasta llegar a cero. El acuerdo acordado final exige "reducirlos", es decir, bajar la dependencia de un país de los combustibles fósiles, pero sin reclamar un objetivo de cero.
Además de alentar a las naciones a abandonar los combustibles fósiles, el acuerdo de la COP incluye compromisos para aumentar la energía renovable, la que que proviene de fuentes naturales que no se agotan, como la luz del sol y el viento. Se ponen datos, negro sobre blanco: se quieren"triplicar la capacidad mundial de energía renovable" y "duplicar la eficiencia energética". Eso es pasado mañana, en 2030, por lo que los países van a tener que correr para cumplir con este compromiso. Pese a ello, ha sido uno de los puntos en los que había más consenso. El objetivo es pasar de los alrededor de 3.400 gigavatios (GW) que había instalados en 2022 a 11.000 a finales de esta década,.
Se dice expresamente, además, que hay que "eliminar lo antes posible las subvenciones ineficientes a los combustibles fósiles que no abordan la pobreza energética ni las transiciones justas". No hay fecha para ello, no obstante. También se habla de la necesidad de "acelerar la reducción de las emisiones del transporte por carretera con infraestructuras y con el despliegue rápido de vehículos de emisión cero y de baja emisión".
En París, en la cumbre 2015, estos casi 200 países se comprometieron ya a intentar mantener el calentamiento global en 1,5 grados, después de que el mundo se haya calentado 1,1 grados ya desde finales del siglo XIX, a mucha velocidad. Sobre temperaturas, el texto de la COP de hoy reconoce la necesidad de reducciones sostenidas en el uso de combustibles fósiles para mantener el calentamiento por debajo de este nivel pero mantiene este umbral del 1,5, no más ni menos.
Un fondo de compromiso
El texto también reconoce que falta dinero: los niveles actuales de financiación otorgados por los países más ricos para ayudar a sus homólogos más pobres a hacer frente al cambio climático y pasar a las energías renovables son bajos. El problema es que no va más allá y exige, como querían los países más comprometidos, que las naciones más pudientes hagan más para abordar este problema, pues en parte si han crecido y crecido ha sido a expensas de los pobres y de las emisiones de otros tiempos.
Aún así, es positivo que se cree denominado fondo de pérdidas y daños busca compensar a las naciones que son especialmente vulnerables ante los desastres naturales de estos cambios. Hay que destacar que estaba tan clara esta necesidad que se pactó ya en las primeras horas de la cumbre.
No hay ninguna referencia en el texto a reducir las emisiones de metano, como sí se ha hecho en cumbres anteriores. Esta es una de las emisiones de gases de efecto invernadero más potentes. Posiblemente, el punto más negro del consenso.
Algo más que un papel
El acuerdo de Dubái, dadas las complejidades de la negociación, se lee en el mundo ambiental como ser el mayor paso adelante desde el Acuerdo de París, pero por sí solo probablemente no sea suficiente para mantener las temperaturas globales por debajo del umbral clave del grado y medio. ¿Por qué? Porque el mundo ha seguido acumulando emisiones en la atmósfera derivadas del uso de combustibles fósiles a un ritmo endiablado, como nunca en la historia, y esos gases seguirán calentando el mundo durante siglos.
Y es que entre 65% y 80% de CO2 liberado a la atmósfera se disuelve en el océano y permanece allí durante un período de entre 20 y 200 años. El resto se elimina lentamente, gracias a procesos que pueden durar cientos de miles de años, procesos como la meteorización química o la formación de rocas. Hemos ensuciado mucho y eso queda. No se resuelve con lo aprobado hoy.
A más largo plazo, sin embargo, el pacto sobre la transición de los combustibles fósiles a los sistemas energéticos puede ayudar al mundo a acercarse al cero neto para 2050. Ahora, de verdad, no de boquilla. La esperanza será que el compromiso del nuevo acuerdo de triplicar las energías renovables y la eficiencia energética para 2030 haga que la energía eólica y solar reemplacen al carbón, el petróleo y el gas. Una necesidad que, además de ambiental, es hasta geopolítica, acabando con dependencias como la rusa, evidenciada por la invasión de Ucrania.
Un área en la que el nuevo acuerdo podría marcar una gran diferencia es la relacionada con las acciones de cada país. Ahora todos deben presentar planes de reducción de carbono más estrictos para 2025. Todos es de los ricos a los pobres, sin excepción. Si China y la India sitúan una rápida transición hacia la energía verde en el centro de sus nuevos planes, eso podría marcar una enorme diferencia, siendo como son los dos países más poblados de la tierra.
Las valoraciones
"Es un logro histórico y sin precedentes", señaló en el plenario el presidente de la COP28, el emiratí Sultán Al Yaber, quien agradeció el "trabajo duro" de las delegaciones durante las últimas dos semanas y especialmente en las últimas horas en las que los países negociaron hasta la madrugada para lograr el consenso.
“Muchos dijeron que esto no podía hacerse, pero cuando les hablé al principio de esta convocatoria, les prometí una cumbre diferente, una cumbre que reuniera a todos: el sector privado y el público, la sociedad civil, las ONG, los líderes religiosos, los jóvenes y los pueblos indígenas. Todos se unieron desde el primer día”, agregó Al Yaber.
“Es el principio del fin” para los combustibles fósiles, celebró por su parte el director de ONU Cambio Climático, Simon Stiell, quien tomó la palabra antes de que intervinieran los diferentes países según pedían la palabra.
"El mundo acaba de adoptar una decisión histórica en la COP28 para poner en marcha una transición irreversible y acelerada que nos aleje de los combustibles fósiles", afirmó el comisario europeo de acción climática, Wopke Hoekstra, después de que la Presidencia de la COP28 anunciara que se había acordado el documento del Balance Global.
"Con ello, hemos logrado lo que nos habíamos propuesto: mantener el 1,5 grados a nuestro alcance y marcar el principio del fin de los combustibles fósiles", aseveró el comisario.
La ministra de Transición Ecológica española, Teresa Ribera, en representación de la presidencia del Consejo de la UE que en estos momentos tiene España, valoró que "no está todo hecho, pero hemos dado un paso muy importante adelante".
El enviado especial del clima de Estados Unidos, John Kerry, alegó estar “maravillado” con el “espíritu de colaboración” entre países que ha visto en esta cumbre, donde en medio de los conflictos que suceden en el mundo -Ucrania, Oriente Medio y otros desafíos- “el multilateralismo se está imponiendo” y “definir el bien común cobra cada vez más interés”.
Kerry, que aprovechó su intervención para anunciar que actualizará un acuerdo con China para actualizar sus estrategias climáticas a largo plazo, destacó que el Balance Global “envía mensajes muy fuertes al mundo”.
Subrayó, para empezar, que el texto enfatiza la necesidad de mantener el objetivo de París, de no superar el umbral de seguridad de calentamiento que marca la ciencia: el grado y medio sobre los niveles preindustriales.
También resaltó que el acuerdo apunta la dirección de triplicar las energías renovables, duplicar la eficiencia energética, reducir progresivamente el carbón sin mitigación, así como detener y revertir la deforestación y la degradación para 2030, y rebajar “sustancialmente” otras emisiones de gases de efecto invernadero (más allá del CO2) para 2030.