España vigila el ambicioso proyecto del agua de Marruecos
El Gobierno duplicó en 2023 la línea de crédito a las empresas españolas que inviertan en el país magrebí, entre otras cosas, en renovables, agua y desalinización.
El Servicio de Cambio Climático Copernicus, que analiza los efectos que tiene el calentamiento global en Europa, lo dejó claro hace unas semanas: 2023 fue el año más caluroso de la historia y avisa de que, probablemente, este 2024 se superen los 1,5°C por encima de los niveles alcanzados en la etapa preindustrial del planeta.
Un estudio publicado en la revista Nature ya anticipaba una de las consecuencias del agravamiento del cambio climático: el adelanto a los próximos años de las megaolas de calor y las megasequías previstas para finales de este siglo. Una investigación cuyo resultado es, para el meteorólogo Juan Jesús González Alemán, "muy preocupante para España" porque "estamos inmersos en un periodo de transición hacia algo desconocido", advertía en su cuenta de 'X' el pasado mes de noviembre.
En Andalucía y Cataluña, dos de las comunidades autónomas más castigadas por la sequía en España, donde la falta de lluvia ha dejado secos sus embalses hasta el punto de situar las reservas en el nivel de prealerta que, de agravarse, conllevaría la aplicación de restricciones en el uso del agua. Una situación que quieren evitar desesperadamente con todo tipo de soluciones, a las que se podría sumar la apuesta de Marruecos para frenar el avance de la desertificación y gestionar su déficit hídrico: la desalinización
El ministro marroquí de Infraestructuras y Agua, Nizar Baraka, aseguraba hace unas semanas que la apuesta de Marruecos por la desalinización es una cuestión estructural para el país, castigado por el cambio climático y la falta de lluvia. Tal y como apunta el portal iagua.es, se espera que el 50% del suministro de agua potable en territorio marroquí provenga de plantas desalinizadoras para el año 2030.
Para conseguirlo, Rabat ha puesto en marca un plan que incluye la construcción de una veintena de plantas para alcanzar en solo seis años una producción de 1.400 millones de metros cúbicos de agua. La intención del Gobierno marroquí es conseguir que los núcleos de población en la costa no dependan del agua de los embalses, liberando así recursos para satisfacer las necesidades de ciudades del interior y la agricultura.
La financiación del proyecto, por otra parte, implica la colaboración de los sectores público y privado de Marruecos. Un planteamiento del que España puede salir beneficiada después de que el Gobierno duplicase hasta los 800 millones la línea de crédito a las empresas españolas que inviertan inviertan en el país magrebí, centrándose en los ámbitos de las energías renovables, agua y desalinización, infraestructuras y logística, industria e innovación.