Rajoy abusa del Photoshop
En un intento por fomentar la autocrítica y que florezca el espíritu conciliador hemos tratado de acercar los unos a los otros. Preguntamos a la oposición qué ha sido lo más interesante del discurso de Rajoy y al PP qué ha sido lo más flojo del discurso de su líder.
Rajoy se ha revelado en este debate como un experto en Photoshop político, retocando la realidad de la foto de su primer año de Gobierno, mientras Rubalcaba se servía de la crudeza del retrato. El presidente buscaba enfocar su gestión en cómo habría sido de negro el panorama si no llega a poner en práctica su batería de reformas, para justificar así todos los sacrificios a los que nos está sometiendo. Se ha iluminado a sí mismo como el estadista que ha logrado aflorar las exigencias de Bruselas y ha anunciado reformas, la mayoría ya conocidas. Todo eso en menos de hora y media y sin tomar un trago de agua, como subrayaba Celia Villalobos al terminar, como si fuese un hito. Rubalcaba tampoco ha probado el agua por la tarde, quizá para no ser menos que Rajoy. Eso sí, nada más acabar sus respectivos discursos, ambos se han metido un caramelo en la boca para salivar y neutralizar la acidez.
Si esperabais que fuesen a concretar en algo qué tal va lo nuestro en sanidad, educación, paro, desahucios, porque de que fluya el crédito ni hablamos, solo ha habido ambigüedades. En lo que sí parecen acercar posiciones es en un catálogo de medidas contra la corrupción, que habrá que ver en qué queda, y en algún acuerdo sobre Europa. Vamos, pactos en lo que les interesa para salvar el pellejo.
En un intento por fomentar la autocrítica y que florezca el espíritu conciliador hemos tratado de acercar los unos a los otros. Preguntamos a la oposición qué ha sido lo más interesante del discurso de Rajoy y al PP qué ha sido lo más flojo del discurso de su líder.
Después de lo cual, se han ido tan satisfechos a comer. A las cuatro en punto, Rubalcaba se ha subido al photocall en que se ha convertido la tribuna del Congreso y ha ido deshaciendo uno a uno los filtros del Photoshop de Rajoy. Ha repasado los problemas que más preocupan a la calle y ha sacado réditos al drama nacional, hasta tal punto que el presidente le ha dicho "usted no tiene el patrimonio de los sentimientos. Reivindico los mismos sentimientos que usted, como mínimo". El líder del PSOE ha aprovechado para justificar por qué pidió la dimisión de Rajoy, sobre todo para serenar el debate interno en su propio partido, evitando reeditar el "váyase señor Gónzalez" que inició Aznar en el año 94 en otro debate como este. A lo que Rajoy ha advertido a Rubalcaba: "No me interesa su dimisión". Por lo demás, ambos han competido por ver quién era capaz de ir más atrás en el tiempo en reproches de la herencia recibida y han jugado a ofrecerse mutuamente pactos que nunca llegan a concretarse.
Les toca ahora el turno de ser constructivos con el contrario a los dirigentes del PP y críticos con su jefe, a los socialistas.
Mientras, en los pasillos no se perdía el humor. Los espías de Método 3 eran el chiste preferido entre los políticos. "Vente a esta esquina a hablar, que aquí en medio cualquiera puede estar grabando", decían los diputados. Todo el mundo miraba sospechosamente a Barreda -uno de los supuestamente espiados-, no fuese a llevar algún micrófono colgando. Entre los periodistas, la coña era cuándo aparecería Bárcenas en la tribuna de invitados a la espalda de Viri, la mujer de Rajoy. Y el más cruel de todos, la razón por la que ni Rajoy ni Rubalcaba han probado el agua: "Los problemas de próstata. Así no tienen que ir al baño. La edad no perdona".