Donald Trump y Hillary, con problemas
Hillary mantiene la ventaja en número de delegados y de súper delegados, pero las últimas cuatro primarias las ha ganado Sanders de forma consecutiva, y con victorias muy contundentes, lo que ha puesto muy nerviosa a la campaña de Clinton, que se muestra cada vez más desesperada por controlar a los más jóvenes de sus bases y el voto de las mujeres, que sigue votando de forma masiva a Sanders o se queda en casa.
Foto: EFE
Tras las primarias de Wisconsin celebradas este martes, la sorpresa es que en ambos partidos hay partido. Tanto los Republicanos como los Demócratas están especialmente movilizados en las últimas semanas, y eso se está notando gracias a campañas -de campo- bien planteadas más allá de las apariciones televisivas de Trump en el partido republicano, y el establishment que apoya sin fisuras a Hillary Clinton en el partido demócrata.
Porque Ted Cruz y Bernie Sanders han demostrado que son capaces no solo de ganar estados en los que iban claramente por detrás en las encuestas hasta hacía dos semanas, sino que además tienen la voluntad de mantenerse en la carrera.
El lado Demócrata es especialmente llamativo. Bernie Sanders, en el mes de marzo, consiguió, gracias a donaciones pequeñas, 44 millones de dólares para su campaña, frente a los 23,9 millones de súper Hillary, quien cuenta entre sus donantes con los famosos Super PAC. Clinton se muestra cada vez más desesperada por controlar a los más jóvenes de sus bases y el voto de las mujeres, que sigue votando de forma masiva a Sanders o se queda en casa. De hecho, la ex secretaria de Estado daba por perdido Wisconsin una semana antes de las primarias. Solo invirtió un día en el estado y se está dedicando en cuerpo y alma a Nueva York, en donde habrá primarias en dos semanas.
Nueva York es fundamental para los Demócratas, porque es uno de los estados más potentes en número de delegados y superdelegados hasta la primera semana de junio, cuando las primarias llegarán al "león", que es como se denomina a California. De momento, Hillary cuenta con 1.743 delegados de los 2.383 necesarios para ganar la nominación.
Hillary mantiene la ventaja en número de delegados y de súper delegados, pero las últimas cuatro primarias las ha ganado Sanders de forma consecutiva, y con victorias muy contundentes, lo que ha puesto muy nerviosa a la campaña de Clinton. Entre Sanders, que no tira la toalla, y los famosos emails que investigan un equipo de 74 agentes del FBI, la ex primera dama no está en su mejor momento. En la CNN, uno de los principales apoyos de Clinton, el periodista Anderson Cooper, aseguraba el martes que "Hillary tiene que demostrar que es capaz de ganarse el voto de los universitarios despegándose de Wall Street". Algo complicado cuando Sanders asegura en cada entrevista y en cada mitin que Clinton cobraba 225.000 dólares por cada conferencia que daba financiada por Goldman&Sachs.
Tampoco tiene fácil Hillary defenderse de los ingresos que ella y su marido Bill Clinton han tenido en la última década: 135 millones de dólares solamente en conferencias, sin contar el resto de ingresos.
Por parte de los republicanos, hay partido y, lo que es aún más llamativo, hay preparada batalla para la convención de Cleveland. Decía el pasado martes Charles Krauthammer, analista de Fox news, que lo más sorprendente de Donald Trump es su enorme y "leal" base. Es decir, que aunque perdió la primaria, lo importante es que hay un 30% de electores fieles a él diga la burrada que diga. Donald Trump ha atravesado las peores dos semanas desde que se inició la campaña electoral. En estos diez largos días ha asegurado que las "mujeres que abortan tienen que tener un castigo penal". En materia de energía nuclear dice que "le parece bien que Corea del Sur, Japón y Arabia Saudí tengan acceso a armamento nuclear para defenderse", que la OTAN tiene que dejar de ser financiada por Estados unidos y transformarse en una especie de agencia mundial contra el terrorismo, y sobre el muro de México ha dicho que si "los mexicanos no lo quieren pagar, no permitiremos la remesas de dinero de los inmigrantes". Pese a todas estas afirmaciones, Trump mantiene una base del 30%, "algo insólito" para los expertos.
Y no solo eso, estamos en abril con Trump encabezando el número de delegados y, probablemente, hasta California no se sabrá si hay o no un candidato que llegue a la cifra de los 1237 delegados necesarios para ser nominado automáticamente. Según Carl Rove, "tener 740 delegados es extraordinario. Todo lo que se está viviendo con Donald Trump es extraordinario [por fuera de lo común], cuya personalidad puede destruir al partido republicano durante años". Rove, como otros tanto Republicanos del establishment, miran asombrados la capacidad de Trump para seguir consiguiendo votos con toda la maquinaria republicana en contra.
Y ni siquiera con esa cifra, Trump tiene asegurado ser el candidato republicano, porque entre los votantes Republicanos solo tiene una aceptación del 40%. En ninguna encuesta nacional, por si fuera poco, Trump ganaría en las presidenciales de noviembre a Hillary.
Conclusión, contra todo pronósticos seguimos como estábamos, con batalla en ambos partidos y con el país dividido, por partidos y dentro de los propios partidos.