¡Si eres envidioso, compórtate como si no lo fueras!
Recuerda que tú eres valioso por lo que tú eres, no por lo que dejas de tener en función de otros. La medida no está en la comparación, sino en ti mismo.
Qué mala es la envidia y qué mal te lo hace pasar. Las personas envidiosas no siempre son malas personas. De hecho a muchas de ellas les gustaría no serlo... pero no lo pueden evitar.
La envidia se presenta por varios motivos, pero uno de los principales es la sensación de injusticia. "¿Por qué a esa persona le ha tocado la suerte de ser rica, o famosa, o inteligente, o trabajadora, o encantadora y querida por todos... o tener algún don específico?" Esta es una de las preguntas más frecuente que se hacen los envidiosos.
Los envidiosos se dividen en dos:
- Están los "sanamente envidiosos", que anhelan lo que tú tienes o el tipo de vida que llevas, pero que no te desean nada malo.
- Y los "insanamente envidiosos", que no solo desean lo que tú tienes sino que además quieren que tú lo pierdas. Se alegran cuando te va mal, cuando te equivocas, cuando pierdes o cuando tu pareja te traiciona. En este segundo grupo se encuentran muchas personas que no se consideran malas y que les encantaría no tener ese sentimiento, pero no lo pueden evitar. No lo pueden evitar porque les surge sin que lo puedan controlar. Están presenciando al "objeto de su envidia" y automáticamente se disparan las ganas de que fracase. Buscan desprestigiarlo, justificar su éxito en todo menos en sus méritos y elaboran juicios de valor fáciles e injustos.Estas personas insanamente envidiosas, a las que les gustaría reconvertirse y dejar de serlo, sufren mucho. Reconocen que sus sentimientos no son buenos, que son injustos, no se quieren reconocer en esa persona que juzgan y critican de forma despiadada, pero no saben cómo dejar de hacerlo.
La mayoría de las veces llevan su envidia en silencio, porque hacerla pública les conferiría una etiqueta negativa por parte del grupo, y se sentirían delante de los demás, miserables y malas personas.
Echémosles una mano para que puedan redirigir su rabia y convertirla en algo positiva que les ayude a crecer.
Si te ves reflejado en esta persona y quieres dejar de sentir de esta manera tan dañina para ti:
- Invierte tu tiempo, en lugar de desear lo malo, en crear el mundo que deseas. Y si para ello tienes que copiar lo que te agrada de otro, hazlo. No está nada mal aprender de las personas que admiras. Te sorprendería la ayuda que están deseando prestarte esas personas a las que les va bien. Si te gusta su físico, cópialo, si te gusta su carrera profesional, trata de formarte, si te gusta cómo se comportan en público, imítales. Seguro que con tu toque personal, harás lo mismo pero con tu estilo. Se trata de responsabilizarte de lo que no te gusta de ti y hacerlo mejor. Tienes todo el derecho a cambiar y comportarte, pensar o sentir de forma diferente.
- Si deseas dejar de sentir envidia y te sientes mal por ello, simplemente trata de comportarte como si no lo tuvieras. Piensa y dite a ti mismo: "Yo no soy envidioso" y trata de desearles lo mejor. Haz el ejercicio aunque no lo sientas. Prueba también a comunicárselo a la persona, dile de la forma más sincera posible que le deseas lo mejor, alégrate de palabra cuando algo le vaya bien. El hecho de comportarte como te gustaría que fuera, te retroalimentará, te hará sentir buena persona y poco a poco te irás convirtiendo en lo que deseas.
- Recuerda que tú eres valioso por lo que tú eres, no por lo que dejas de tener en función de otros. La medida no está en la comparación, sino en ti mismo. La mejor manera de crecer y superarte es hacerlo contigo mismo. Si te sientes mal por lo que no tienes, dejarás de estar pendiente de lo que sí tiene valor de ti. Seguro que tú tienes potencial y muchas virtudes a las que no estás dando la importancia que se merecen. Concéntrate en ti, valórate.
- En el momento en el que dejas de preocuparte por desearle el mal a los demás, tendrás mucho tiempo para centrarlo en ti y en lo que tú deseas hacer. Conseguirás vivir tu vida en lugar de no querer que los demás vivan la suya. Y te sentirás bien, te sentirás buena persona, con buenos sentimientos; y esto es muy reconfortante.
Pruébalo, no te mortifiques por haber tenido malos sentimientos, son naturales y a todos les ha pasado alguna vez. Pero recuerda que puedes cambiarlo en cuanto tú te lo propongas y meterte en la cadena de los benevolentes, esas personas lindas que esperan cosas buenas de la vida y de los demás, y que desean que otros también sean felices. El mundo funciona mejor con personas como estas.