La virtud no es tener talento, sino saber hacerlo triunfar
No hay mayor fracaso que el no intentar aquello para lo que estamos sobradamente preparados. En esta vida, o venimos a "ganar y entregarnos por completo" o no venimos a nada.
La mejor manera de superarse y crecer no es hacerlo con un rival, con ese en el que te juegas un puesto de trabajo o el ascenso, sino hacerlo contigo mismo. La mejor manera de superarse es sacar a relucir tu talento. El talento es el diamante en bruto que todos llevamos dentro.
Algunas personas lo llevan tan oculto y el concepto que tienen de sí mismas es tan pobre, que jamás llegan a encontrarlo. El talento es la genialidad, es el factor más competitivo, es un anticipador del éxito. Es la capacidad para hacer algo de forma extraordinaria, con resultados claramente por encima de lo esperado. Nos hace únicos.
Dado que todos tenemos nuestro talento, en mayor o menor medida, la diferencia radica en quién le saca partido y quién no. El valor no está en tener talento, porque nace con nosotros, es innato, como nuestro color de ojos, el valor está en saber aprovecharlo, saber saborear la vida, estar atento a las señales para no dejar escapar tu oportunidad. Lo que añade valor al talento es la forma que tenemos de manejarlo.
Existen varios motivos por los que las personas no explotan su talento:
Vivir y educarse con una escala de valores que no potencia según qué talentos. La cultura, las bellas artes, la creatividad son valores que muchas personas no comparten. Los padres quieren que sus hijos estudien medicina, derecho o ingeniería, porque les presupone un futuro estable. Por este motivo, a la mayoría de niños cuando dicen que quieren pintar, estudiar cine o hacer deporte de forma profesional, se les intenta manipular y convencer, incluso obligar, para que antes de su "idea bohemia", hagan "algo de provecho".
Por falta de seguridad en ellos mismos. No se observan como personas talentosas, ni con recursos, ni cualidades, ni nada que los diferencia de los demás. La imagen que tienen de ellos mismos es pobre y triste. La percepción de uno mismo, la baja autoestima, impide que la persona saque su potencial. Sencillamente no creen que exista. A pesar de que los demás les digamos que son guapos, que pueden hacerlo, que están preparados, si ellos no lo perciben, nada será posible.
Por temor al fracaso. Prefieren no intentarlo antes que fracasar. Tienen sobrevalorado el fracaso, como si fuera algo negativo. Hay que cambiar el concepto de fracaso por el de experiencia. La única vía para superarse es intentar hacer más o hacerlo de forma diferente, y como nunca se logra a la primera, lo normal es equivocarse. Cada equivocación, es un nuevo conocimiento, es otra experiencia.
Por estar en la zona de confort. De la zona de confort hablaremos en el siguiente post.
Con los datos que actualmente manejamos, no existe un perfil psicológico que prediga con seguridad que estamos delante de un campeón, de alguien que va a sacar brillo a su talento, pero sí sabemos que hay unos rasgos de personalidad que tienen una relación directa con el éxito: no tener miedo a fracasar, querer ser el mejor, la inteligencia, ser capaz de tolerar la frustración, saber perder y levantarse de nuevo, querer superarse, capacidad para entrenar y trabajar dando el máximo, ser un líder y tener presencia, estabilidad emocional y un locus de control interno (la capacidad de atribuir el éxito y el fracaso a lo que depende de uno).
No hay mayor fracaso que el no intentar aquello para lo que estamos sobradamente preparados. En esta vida, o venimos a "ganar y entregarnos por completo" o no venimos a nada.