Mutualizar es solidarizar
La "mutualización parcial del seguro de desempleo en Europa" podría convertirse en una de las medidas estrella de la UE. Cuando un país está en bonanza, contribuiría al fondo para que otro que esté en peor situación pueda garantizar a sus ciudadanos un seguro mínimo, quedando protegidos.
Esta crisis nos ha permitido aprender mucho. Entre las principales conclusiones que debemos sacar están la obligación de una legislación sólida capaz de adecuarse a las necesidades reales, unos instrumentos que hagan cumplir con dicha legislación y unas instituciones con capacidad suficiente para garantizar el funcionamiento de estos instrumentos y el ejercicio de la legitimidad democrática y la rendición de cuentas.
Hacia 2007 pensamos que la Unión que teníamos entre manos era de lo mejor que Europa había hecho nunca. Gozamos del más largo período sin guerras en la historia del Viejo Continente y pensábamos que habíamos generado unos fuertes lazos económicos que nos beneficiarían cada vez más a todos. Con la creación del euro, parecía que Europa no tenía límites. Nada podía romper esa situación de bonanza que habíamos logrado crear con la Unión Europea. A pesar de que Alemania y Francia crecían por debajo de lo esperado, el resto de países crecíamos a ritmos impresionantes durante largos períodos de tiempo.
Pero llegó la crisis y, de pronto, parte del sueño europeo se vino abajo. Nadie previó que se desataría una crisis económica de tal magnitud y que las instituciones deberían estar preparadas para responder. Los mercados, que vieron la falta de reflejos que se tuvo en la construcción de la Unión, generaron un marco de desconfianza que se contagió a la sociedad, convirtiéndose no sólo en una crisis económica, sino también política. No obstante, y pese a las primeras dudas, la UE está reaccionando para salvar tanto la crisis presente como las futuras que puedan acuciarle. Es cierto que a un ritmo lento, pero necesario, para que esta vez las bases del proyecto europeo sean sólidas y permitan avanzar hacia una mayor integración.
Entre las lecciones positivas de esta dura crisis que tanto daño nos está haciendo, está el haber mostrado a los políticos la importancia de su papel en la dirección y funcionamiento de la Administración a cualquier nivel, desde la local a la europea. Se trata de un papel que no puede interpretarse a corto plazo, sino que tiene que ir más lejos en el tiempo. Los ciudadanos esperan de los políticos que sus directrices, sus normas, y en definitiva, su gestión, sean sólidas, y que generen efectos positivos, tanto a corto como a largo plazo, y esperan también de los políticos que esa gestión la lleven a cabo con sentido de Estado y de Unión Europea, es decir, concebir a Europa como una comunidad y que los Estados actúen con solidaridad entre ellos.
Ahora que parece que Europa puede empezar a salir de la crisis tras los sacrificados pasos que hemos dado, debemos continuar con las reformas y preparar las medidas que ayuden a solucionar los problemas presentes y futuros. En esta línea, desde la Unión Europea, la Comisión, el Consejo y el Parlamento Europeo, llevamos tiempo debatiendo y trabajando las medidas que pueden ayudar a avanzar en una mayor y mejor Unión. Entre ellas, cabe destacar las destinadas a crear una unión fiscal.
La "mutualización parcial del seguro de desempleo en Europa" podría convertirse en una de las medidas estrella. Esta medida, que en la última semana ha sido comentada y propuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI), permitiría establecer a corto plazo un sistema de transferencias entre los Estados miembros que ayudaría a estabilizar el ciclo económico entre los mismos. Así, cuando un país está en época de bonanza, contribuiría al fondo para que otro que esté en peor situación pueda garantizar a sus ciudadanos un seguro mínimo quedando éstos protegidos, minimizando el impacto en las cuentas públicas, y permitiendo sincronizar mejor los ciclos económicos de la unión económica y monetaria.
Este sistema ayudaría a luchar contra el desempleo mediante la creación de un canal automático de pagos que funcionaría según la situación económica en la que se encontrara cada Estado miembro. Por ejemplo, Alemania se habría beneficiado de él cuando crecía por debajo de lo esperado en los primeros años del siglo XXI, tras la entrada en vigor del Euro y, en dicho momento, España hubiera contribuido para que las arcas públicas alemanas no hubieran sufrido en exceso. Por otra parte, en la actualidad, esta situación se daría a la inversa y Alemania ahora podría contribuir para que España pudiese ser receptora de esos fondos. Esta mutualización parcial del seguro de desempleo evitaría que, por ejemplo, la partida del seguro de desempleo tuviera tal magnitud en los Presupuestos Generales del Estado que el Gobierno acaba de presentar.
Este tipo de medidas, que deberían ser planteadas ahora por políticos y expertos, tendrían un doble efecto positivo para los ciudadanos europeos. Primero, se estabilizaría la economía de la Unión Europea, creando un mecanismo de cooperación entre los diferentes países que profundizaría en la integración. Y segundo, se crearían mecanismos transparentes para todos los ciudadanos, e inmunes a cualquier decisión política oportunista.
Esperemos que este tipo de mecanismos se implanten pronto en la Unión y, por fin, los ciudadanos puedan volver a ver Europa como una fuente de soluciones y no de problemas.