¿A qué espera Mario Draghi?
Un aspecto que Draghi parece siempre haber cuidado es la unanimidad en las decisiones y aquí parece ser que las cosas han cambiado. Si en los últimos meses la oposición de Alemania era clara, ahora parece que viendo la situación, su oposición ha cesado, aunque no lo suficiente.
La inflación en la zona euro se ha situado por debajo del 1% en los últimos meses. Incluso España entraba en deflación en el último mes. Esta caída en la inflación, junto con un crecimiento lento, ha contribuido a que muchos recuerden que esta crisis puede acabar a la japonesa, refiriéndose a los muchos años en los que Japón ha vivido una tasa de crecimiento baja y una inflación muy baja.
En esta situación, parece claro que el Banco Central Europeo debería actuar. Dado que los tipos de interés están ya muy bajos, todos esperan que el BCE anuncie medidas no convencionales al estilo QE (Quantitative Easing) americano, que podrían incrementar la inflación y dar un pequeño empuje a la economía. No obstante, la historia reciente nos ha mostrado por qué Mario Draghi no ha actuado y por qué probablemente sí actúe y lo haga con contundencia, en los próximos meses.
Primero, porque siempre ha sido cauto en sus decisiones. Este tema ha provocado las críticas de muchos, ya que esperar a estar al borde del abismo, como hizo con aquella famosa frase de "haremos lo que haga falta para proteger el euro" en 2012 podría haberla pronunciado antes y habría ahorrado algún mes de máxima tensión, o no. No tengo ninguna duda de que actuó cuando estuvo seguro de que el resto de actores implicados estaban plenamente comprometidos en salvar el euro.
Segundo, porque no quiere que los Estados se relajen. Ésta siempre ha sido su obsesión y parece que la seguirá siendo. En prácticamente todas las reuniones siempre recuerda que el BCE tiene que vigilar la inflación y que los Estados no pueden pretender que él haga lo que los Estados no hacen. Una política monetaria agresiva que crease crecimiento económico podría relajar los Estados y estos pararían así sus reformas estructurales, dado el alto coste político que tienen estas reformas.
Además, un aspecto que Draghi parece siempre haber cuidado es la unanimidad en las decisiones y aquí parece ser que las cosas han cambiado. Si en los últimos meses parece que la oposición de Alemania, con las medidas no convencionales, era clara, ahora parece que viendo la situación, su oposición ha cesado, aunque no lo suficiente. Por el momento hay unanimidad para tomar algunas medidas no convencionales, como dejar de esterilizar las operaciones de deuda, pero no en otras más ambiciosas que seguramente tendrían un impacto mayor en lograr que el crédito llegue a PYMES y familias. Estoy seguro de que Draghi quiere ser ambicioso, como lo fue en el verano de 2012. Ojalá sea así.