Renacimiento y aceite
Úbeda y Baeza están situadas casi en el centro geográfico de la provincia, no muy lejos de Jaén, la capital, y son dos no muy conocidas joyas de nuestro patrimonio. Dos de las ciudades más bellas de España, cada una impresionante dentro de su especificidad.
Leo en El País digital la noticia del próximo regreso de una escultura del gran Miguel Ángel -una vez restaurada en Italia- a Úbeda, donde estaba instalada en la Capilla de El Salvador, hasta que durante la guerra civil resultó casi destruida. La escultura, el retrato de un San Juan adolescente, llegó a España de la mano de Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos I. Él la recibió como regalo de la República de Venecia durante su primer viaje a Italia.
El regreso de la escultura a Úbeda es una buena excusa para a visitar esta ciudad jiennense que junto con Baeza (el nombramiento las ha unido de por vida) fue declarada Patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2003. Úbeda y Baeza están situadas casi en el centro geográfico de la provincia, no muy lejos de Jaén, la capital, y son dos no muy conocidas joyas de nuestro patrimonio. Dos de las ciudades más bellas de España, cada una impresionante dentro de su especificidad. Quizás más espectacular Úbeda con una plaza, la de Vázquez de Molina, plagada de monumentos: el Parador de Turismo, la Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, el Palacio de las Cadenas y sobre todo la magnífica Capilla de El Salvador (construida por el arquitecto Andrés de Vandelvira para Francisco de los Cobos) que está pensada, como si de una pirámide egipcia se tratara, para mantener inmortal la memoria del promotor. El resultado es un impresionante templo renacentista que acogería el cuerpo tras su muerte. Toda la ciudad está inundada de monumentos interesantes pero este conjunto arquitectónico resulta absolutamente deslumbrante.
Capilla de El Salvador en Úbeda. Foto: JC Darcy/Flickr.
El valor de Baeza, en cambio, está en su equilibrado conjunto monumental, aunque tiene espacios igualmente fascinantes, pero lo que nos asombra es que tras alejarnos muchos metros del centro histórico, donde se encuentran sus edificios más interesantes (el Palacio de Jabalquinto, la catedral, el Ayuntamiento o la antigua Universidad) nos encontraremos, sea cual sea la dirección hacia la que nos desplacemos, con palacios, iglesias o elegantes ruinas de gran interés. El viajero no para de preguntarse cómo pudo construirse tanto y tan bueno en lo que ahora no es sino una pequeña ciudad de provincias que tiene su principal riqueza en el aceite (impresionantes aceites los que pueden probarse en toda la zona), el turismo y en el hecho de que Baeza sea sede de la Academia de la Guardia Civil.
Claro que uno podría pensar que se trata de un enclave provinciano y conservador y en parte podría tener razón sino fuera porque desde hace cinco años Baeza es sede de uno de los pocos premios que en España se conceden a personalidades u organizaciones LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales). Estos premios han venido siendo concedidos por el Ayuntamiento con el beneplácito de vecinos e instituciones que los han apoyado desde su creación en 2009 y se entregan anualmente con el nombre de Baeza Diversa. Entre los premiados están actores como Secun de la Rosa, escritores como Eduardo Mendicutti o Boris Izaguirre, organizaciones como Cruz Roja y jueces como Fernando Grande Marlaska.
Las dos ciudades tienen además sendas escuelas de arte, cursos universitarios, rica artesanía, acogedores y sofisticados hoteles de todos los tamaños y para todos los bolsillos y en toda la comarca se producen algunos de los más renombrados aceites del mundo. El conjunto que conforman ambas ciudades es uno de los más importantes atractivos turísticos de Andalucía y me atrevería a decir que de España, sobre todo si hablamos de arquitectura del Renacimiento.
Universidad de Granada en Baeza. Foto: Michal Osmenda/Flickr.
En Baeza dejó su huella Machado que vivió y trabajó en la ciudad durante un tiempo. En Úbeda nació otro genio contemporáneo llamado Antonio Muñoz Molina, autor de novelas como Sefarad, una obra rebosante de humanidad y conocimiento de la historia con mayúsculas. Es un pecado no conocer estas dos ciudades. Sobre todo cuando regrese el San Juan a la Capilla de El Salvador. Este acontecimiento será un motivo más para decidirse a visitar estos dos conjuntos culturales enclavados en una paisaje que es un auténtico mar de olivos, un mar que puede contemplarse desde el Paseo de las Murallas de Baeza, una visión que evoca un paseo marítimo vegetal. Y por fin, para reponer fuerzas tras las duras y monumentales jornadas propongo tomar unos ricos vinos muy bien acompañados con raciones elaboradas con productos de la tierra en la taberna del Arcediano. Sus tapas evocan los sabores del renacimiento, ahora reconvertidos en ricos manjares de sabor intemporal.