Té azul, inmigrantes, delitos y osteoporosis
Me vino a la cabeza la falacia del té azul cuando leí esta semana que la inmigración se ha convertido en la principal preocupación de los españoles, escalando de la novena a la primera posición en tan sólo tres meses.
Leemos con frecuencia noticias de este estilo en la divulgación nutricional. Titular: El té azul previene la osteoporosis precoz. Cuerpo de la noticia: Un estudio de la Universidad de York llevado a cabo con una muestra de un millón de personas ha encontrado que el consumo regular de té azul reduce la posibilidad de sufrir osteoporosis precoz. Estudio de York: Consumir al menos diez litros de té azul al día durante veinte años consigue que los casos de osteoporosis antes de los cuarenta años bajen de uno por cada veinte mil personas a uno por cada veintidos mil personas. El titular no miente y hay quien pudiera animarse a empezar a consumir té azul. Pero no lo hará el que lea el estudio y conozca el insignificante tamaño de la relación real entre el té azul y la osteoporosis.
Me vino a la cabeza la falacia del té azul cuando leí esta semana que la inmigración se ha convertido en la principal preocupación de los españoles, escalando de la novena a la primera posición en tan sólo tres meses. Como resulta obvio que nuestra vida cotidiana no ha empeorado notablemente desde junio hasta ahora debido a este tema, no cabe duda del papel que han desempeñado los medios de comunicación en generar esa inquietud. "Estadísticamente hablando, los inmigrantes cometen más delitos que los españoles". "Claro, no es racismo, es que vienen de culturas violentas y se han socializado en despreciar la ley". "Hay una relación clara entre la inmigración y la delincuencia". ¿Seguro? Y en caso de que la haya, ¿no será como la del té azul con la osteoporosis?
Es muy sencillo: me interesa conocer, cómo no, qué porcentaje de delitos son cometidos por inmigrantes frente a qué porcentaje de delitos son cometidos por no inmigrantes, y ese dato, sin duda relevante, me lo ofrece constantemente la derechaylaultraderecha —tramposo neologismo creado por el Gobierno—. Pero también me interesa conocer qué porcentaje de inmigrantes comete delitos frente a qué porcentaje de inmigrantes no los comete, y este dato, tan relevante o más que el anterior, jamás nos lo cuentan las huestes de Abascal. Sabemos que existen cuatro tipos de mentiras: las pequeñas, las medianas, las grandes y la estadística, y la existencia de una diferencia estadísticamente significativa entre dos grupos puede ser irrelevante si la presencia del fenómeno en ambos grupos es minúscula.
¿Cuántos inmigrantes delincuentes hay en España? ¿Cinco millones o cinco mil? Porque si —ya digo que no conozco el dato, es un mero supuesto— el 99,9% de los cerca de siete millones de inmigrantes, entre regulares e irregulares, que viven en nuestro país no han cometido ningún delito, entonces me río de la relación entre inmigración y delincuencia, por más que el pequeño número de delitos por inmigrante duplique al pequeñísimo número de delitos por español. Si el porcentaje fuera del 60% la cosa sería diferente, claro. Ése es el dato que han de contarnos los medios y que seguramente hará que dejemos de preocuparnos tanto. Es cierto que el té azul previene la osteoporosis, pero hay que superar la demagogia del titular para saber si la relación entre delitos e inmigración es tan grande como nos hacen creer.