La subida del SMI, un paso más de esperanza
1.080 euros son un paso más de esperanza para una mayoría, de estabilidad para un país y de prosperidad para una sociedad.
Desigualdad es el alma máter de conflicto social por sus efectos en la ralentización del avance económico y social, en el aumento de la inestabilidad política, así como en la generación de frustración y descontento entre generaciones. Garantizar salarios y empleos dignos para todos los trabajadores y trabajadoras, servicios públicos de calidad a través de una fiscalidad justa que asegure la igualdad de oportunidades y reforzar la democracia, definen la diferencia entre gobernar para la mayoría o gobernar para las élites.
En toda esta ecuación, el empleo y las condiciones laborales son una variable determinante, y así, según el informe del Banco Mundial "un buen empleo puede cambiar la vida de una persona y cuando los puestos de trabajo son adecuados, pueden transformar sociedades completas. Los gobiernos deben poner este tema en primer plano para promover la prosperidad y luchar contra la pobreza (…) El trabajo es sinónimo de esperanza. El trabajo es sinónimo de paz. El trabajo le da estabilidad a un país”.
Veníamos de un tiempo en el que las políticas neoliberales de la derecha fueron causa de intensas caídas de los salarios como resultado de una estrategia deliberada para abaratar los costes laborales a las empresas a costa del bienestar de los trabajadores y trabajadoras, siendo especialmente incisiva en el caso de los y las trabajadoras con menores rentas que pasaron a engrosar los índices de pobreza, aun trabajando.
Y sí, es ideología marcar una prioridad en la reducción de la desigualdad con respecto a la distribución de la renta, tanto como es una realidad que la mejora del poder adquisitivo de la clase media y trabajadora redunda la dinamización de la economía y del mercado, dando solidez a la recuperación económica y ayuda a reducir las desigualdades y los niveles de pobreza.
Ejemplo reciente ha sido mejora de las perspectivas económicas de la Comisión Europea para con España, que ha elevado su crecimiento hasta un 1,4% en 2023 y un 2% en 2024 y reducido la previsión de inflación muy por debajo del pronóstico comunitario, situándonos en el mayor crecimiento de las economías más grandes de la eurozona. Según este análisis, esto se debe a las medidas aprobadas por el Gobierno para mitigar el impacto de los elevados precios de la energía y de los alimentos, pero también al fortalecimiento de nuestro mercado laboral. Los efectos de la reforma laboral para combatir la precarización del empleo y la mejora de las condiciones salariales por el fin de la ultraactividad o de la prioridad de los convenios de empresa, y las subidas del SMI también son motivo de reconocimiento y prestigio hacia la gestión del Gobierno de España por parte de las UE.
Ideológicamente, el gobierno acuerda una nueva subida del SMI y da cumplimiento a las recomendaciones de la Carta Social Europea, de situarlo el 60% del salario medio español y con ello, también ideológicamente, preservamos la cohesión social, reducimos la tasa de trabajadores y trabajadoras pobres, a la vez que acortamos las brechas salariales, sobre todo entre mujeres y hombres; y entre los y las jóvenes y el resto de trabajadores y trabajadoras.
Nos marcamos prioridades que se materializan en resultados y esto nos devuelven la menor tasa de paro joven de la serie histórica y la menor temporalidad en décadas. Nunca ha habido tantas mujeres trabajando en nuestro país como ahora: más de 9,5 millones, y todo ello lo hemos de relacionar con que de los más de dos millones de personas que se van a mejorar sus condiciones de vida con la subida del SMI, más de un tercio tienen menos de 34 años y más de la mitad son mujeres.
Realidades que ponen a las personas en el centro de la acción política, en una legislatura destacada por la incertidumbre política y económica de un tiempo convulso a nivel mundial, que en España se está traduciendo en una reducción de 5 puntos en la desigualdad salarial desde que gobierna Pedro Sánchez – aunque en vísperas del día de la igualdad salarial, los 4.721 euros menos de salario medio anual que cobramos las mujeres respecto los hombres nos recuerden que queda camino por recorrer-, en 20 millones de trabajadores y trabajadoras con empleos más dignos, en estabilidad laboral, en convenios colectivos fuertes, en recuperación de derechos perdidos dentro de un mercado laboral más representativo de los objetivos que nos marcamos como resultado de la confluencia del interés común.
1.080 euros son un paso más de esperanza para una mayoría, de estabilidad para un país y de prosperidad para una sociedad.