Políticas paralelas en universos paralelos
Algunas ramas de la física teórica actual comparten con la perspectiva woke su reto a la lógica aristotélica más elemental.
En un universo paralelo, VOX propone a Begoña Villacís como candidata a la presidencia del Gobierno en su moción de censura, y Ramón Tamames —importante figura de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid— decide finalmente permanecer en dicha formación, después de ponerle ojitos no correspondidos al Partido Popular. Algunas ramas de la física teórica actual comparten con la perspectiva woke su reto a la lógica aristotélica más elemental. Y los físicos más osados defienden que pueden existir infinitos universos paralelos en donde están ocurriendo cualesquiera otras historias que pudieran ser verosímiles. Eso sí, esas ramas de la física teórica actual teorizan acerca del mundo subatómico. Lamentablemente, las teorías de la ministra woke Irene Montero pertenecen al mundo supratómico.
Y no es lo mismo, porque lo que pasa de los protones hacia arriba es jodidamente real, mientras que lo que pase de los protones hacia abajo pertenece a un mundo que sólo es real si distorsionamos mucho la idea de realidad. Lo único que sabemos —quiero decir, lo único que sé yo— de la historia que hay detrás de la extravagante sucesión de hechos en los que se ha convertido la relación entre España y Marruecos desde el año pasado es que es de naturaleza hiperrealista y transcurre en nuestro universo. A lo mejor Núñez Feijóo, cuando defendió el otro día que llevamos varios siglos en donde nadie mata en nombre del cristianismo, se refería a un universo paralelo en donde el Ku Klux Klan es un grupo de pop coreano y el Valle de los Caídos está coronado por una inmensa imagen del Pato Donald.
Por cierto, ¿alguien me quiere explicar por qué se acentúa “Feijóo” si es palabra llana terminada en vocal? ¿Existen las ortografías paralelas y la gramática cuántica? Se está comentando mucho en las últimas semanas las imágenes de Pedro Sánchez jugando relajado a la petanca, trotando distraído con unos amiguetes o uniéndose a un grupo de lesionados medulares en un partido de baloncesto en silla de ruedas. ¿Recuerdan los tres Spiderman que conviven en la última película de la saga? A lo mejor esos tres Pedro Sánchez son el resultado de una turbulencia en el continuo espacio-tiempo provocada por el Doctor Strange, que tiene como consecuencia la aparición simultánea, durante un milisegundo en el metaverso, de todos los Pedros Sánchez que gobiernan países en los universos paralelos.
El paralelismo es una condición recíproca. Si existen universos paralelos al nuestro, nosotros seremos el universo paralelo de otros. Quizá en alguno de ellos un lector de su Huffington Post está leyendo una columna en donde se habla de su gobierno de coalición, en donde los partidos coaligados pactan políticas con las que están básicamente de acuerdo. Y a lo mejor, como una especulación surrealista, el columnista paralelo a mí habla de un universo paralelo a él en donde una ministra dice “me opongo a las modificaciones de esta ley, pero votaré a favor porque no quiero dejar el gobierno”. O, a lo mejor, no. A lo mejor mi columnista paralelo sabe que es necesario un mínimo de verosimilitud, un resquicio de lógica elemental para que un universo se mantenga y no implosione desvaneciéndose en la nada cuántica.