Shakira se pasa a la canción protesta
Si lo personal es político, los 45 millones de descargas de la canción es señal de que la conciencia social vuelve a resurgir con fuerza dentro del mundo del arte.
Si lo personal es político, entonces la nueva canción de Shakira es canción protesta. Canción protesta, como “Blowin’ in the wind” o “Imagine”, como Víctor Jara. Si lo personal es político, “Pa’ tipos como tú” es el nuevo “Te recuerdo, Amanda”. La canción protesta fue un género de canción que, aunque ha existido siempre y nunca ha llegado a desaparecer, se considera propia de la década de los 60, con los primeros discos de Bob Dylan que heredaban la tradición del folk norteamericano realizado por Woody Guthrie, Pete Seeger y tantos más. En España e Iberoamérica la cosecha de canción protesta fue prodigiosa y de altísima calidad. De Serrat a Chico Buarque. De Silvio Rodríguez a Rosa León. Durante las últimas décadas el género pareció languidecer. “¿Dónde están los cantautores?” se preguntaba Luis Pastor.
Pues ya sabemos dónde están. Luciendo un Rolex en su muñeca. Conduciendo un Ferrari. Si lo personal es político, los cuarenta y cinco millones de descargas que se realizaron de la canción de Shakira durante las primeras veinticuatro horas tras su lanzamiento es señal de que la conciencia social vuelve a resurgir con fuerza dentro del mundo del arte. Aute cantaba “una de dos, o me llevo a esa mujer o te la cambio por dos de quince”. Shakira canta: “Yo valgo por dos de veintidós”. La juventud vuelve a corear al unísono “Diguem no”, aunque el mundo al que se está diciendo que “no” ya no sea el de la dictadura franquista, sino aquél en donde te dejan de vecina a la suegra, con la prensa en la puerta y la deuda de Hacienda.
La misma semana que una turba de ultraderechistas intentó cargarse la democracia brasileña, cuando avances sociales elementales como el derecho a la regulación del aborto están volviendo a ponerse en peligro en partes de España, en un mundo al borde de una guerra mundial y una catástrofe climática, es tranquilizador saber que el arte vuelve a situarse al servicio de grandes causas como la reivindicación feminista —“las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”— o la valiente defensa de la educación cultural como herramienta emancipadora en el mundo moderno —“mucho gimnasio, pero trabaja el cerebro un poquito también”—. La elección de Bizarrap como productor señala un claro propósito de acercar a la audiencia más joven al compromiso personal, es decir, político a través de la canción popular.
Pum pum, ¿quién es? La Shakira puesta en pie. Abre la muralla. Pum pum, ¿quién es? El gusano de Piqué. Cierra la muralla. Según los datos en redes, ha sido el mejor lanzamiento de una canción en español de la historia, con impacto en todos los países del mundo. Se ha hablado de ello en los salones de uñas, los informativos, las aulas universitarias, los hospitales. En cinco días se ha escrito más, discutido más y examinado más “Pa’ tipos como tú” que lo que se ha hecho con el “Ulises” de Joyce en cien años. ¿Cuántos políticos no se han atrevido finalmente a dar al botón de publicar tras haber escrito un tuit mostrando el apoyo de su ministerio a Shaki? La canción protesta está más fuerte que nunca. Y no sabemos si es porque lo personal se ha vuelto político o porque lo político se ha vuelto personal.