Pedro Ruy-Blas, 'El Americano' se explica
Después de casi sesenta años sobre los escenarios, Pedro Ruy-Blas publica un libro de memorias y un nuevo disco 'Ave María, 35', con los que regresa a las calles de su infancia y a la esencia de su música.
"No quiero hace muchos spoilers sobre el libro", bromea al empezar la entrevista. Dentro y fuera del escenario, a Pedro Ruy-Blas se le conoce como El Americano. En realidad, el apodo tenía también que ver con su cuñado que, como trabajaba en la base de Torrejón, traía discos made in USA a una España en blanco y negro. Entusiasmado con esos ritmos, Pedro Ampe (Madrid, 1949) recala, en Los Príncipes, recién cumplidos los dieciséis, y Los Grimm, antes de que Los Canarios le ofrecieran ser vocalista de la banda mientras Teddy Bautista cumplía el servicio militar.
"Ahí empecé a hacerme un hombrecito –bromea. En pleno éxito de Get on your knees, los componentes del grupo quisieron guardarle el puesto a su líder carismático. Con cierta lógica, pensaron que era insustituible en aquella época porque el teléfono no paraba de sonar para ofrecerles contratos así que decidieron buscar a alguien que que pudiera sustituir a Teddy con muy poca esperanza de conseguirlo porque además el grupo se basaba en un estilo de música que no daba pie a encontrar fácilmente a un cantante. Ambos tuvimos la suerte mutua de encontrarnos. Fue el primer casting de mi vida".
Al terminar esa etapa, se cruza en el camino del mítico productor suizo Alain Milhaud que, además de bautizarlo artísticamente como Pedro Ruy-Blas, lo lleva a Poplandia, un sello discográfico que acaba de fundar. Para el debut, Milhaud elige una versión de una canción de Johnny Halliday que titulan A los que hirió el amor. El éxito fue fulminante. Durante buena parte de 1971, Ruy-Blas se mide en las listas españolas con The Beatles, Simon & Garfunkel, Mari Trini, Nino Bravo o Los Bravos. Desde entonces, no ha dejado de cantarla.
"Bueno, para qué vamos a negarlo, yo tengo el honroso orgullo de ser considerado lo que en Estados Unidos llaman un One hit wonder, un artista de un solo éxito discográfico. Aunque luego haya grabado mucho y haya hecho otras cosas con cierta repercusión, tener con veinte años un éxito tan fulgurante, tan impactante, te marca para siempre".
Pero el éxito es siempre caprichoso y aunque Milhaud intenta repetir la fórmula con composiciones de corte parecido, como Mi voz es amor, con un cierto aire de godspell, o Adiós, adiós, las expectativas no cumplen, ni de lejos.
"Alain era un hombre de un carácter difícil. Tenía muchísimo talento, era un sabio y la sabiduría y el talento a veces otorgan a quien lo quién los posee algo de soberbia, ¿no? Es difícil no cruzar la línea entre el talento y la soberbia. Empecé a ver que aquella música y el éxito de A los que hirió el amor me estaban convirtiendo en la persona que yo realmente no quería ser. Un éxito tan fuerte con apenas veinte años puede convertirse en un fracaso. El éxito te hace ser mundano, estar más atento a que te miren que a tu desarrollo como artista, como compositor o como persona. Milhaud no acompañaba a mis anhelos de evolucionar de otra manera, se esforzaba en repetir la fórmula una y otra vez, todas las veces que fuera posible. Pero en mi vida he aprendido a no envenenarme la sangre y no guardar rencor a nadie".
Tras la ruptura, Ruy-Blas sorprende a la crítica en 1975 con Luna llena, un álbum insólito para aquella época. Desde algunos meses antes trabaja junto a un grupo al que han bautizado Dolores y cuyo estilo se etiqueta como "fusión o, según decían entonces algunos para hacerse los graciosos, confusión". Abandonará esa etapa con tres discos, mucho prestigio y un proyecto que todavía, casi medio siglo después, parece apasionante: acompañar a Paco de Lucía en su primera gira europea.
"Paco era maravilloso, inolvidable. Fuimos muy amigos, confío mucho en mí. Tenía la idea de que el grupo lo formáramos su hermano, Ramón de Algeciras, un músico que tocaba el bajo eléctrico y yo en la percusión. En ese momento había un manager británico muy poderoso, Barry Marshall, había visto que Paco podía funcionar muy bien en el en el ámbito de los conciertos de lo que entonces empezaba a conocerse como fusión, en la línea de bandas como Weather Report. El eclecticismo es parte fundamental de la música. Unos artistas se conocen, descubren unos pueblos distintos... ahí comienza la fusión. A mi ha gustado mucho el flamenco desde niño, le he tenido mucha ley. Paco de Lucía escuchó el trabajo que estaba haciendo. Los dos grabábamos para Polydor. Un día recibí una llamada de la compañía diciéndome que Paco quería hablar conmigo. Quedamos, me dijo que le gustaba mucho lo que hacía, que se iba de gira por Europa y que si quería ir a tocar yo la percusión del mismo modo que lo hacía en esos discos de Dolores. ¡No jorobes -le respondí-, pues claro que sí!".
En los ochenta, Pedro encarna a Judas en el nuevo montaje de Jesus Christ Superstar y regresa a las compañías independientes con el álbum Madre ciudad. Tardará tres lustros en volver a grabar: Teatro, circo y variedades incluye, en 1999, una nueva versión de A los que hirió el amor y una singular Batuque Bebé junto a Ana Belén. Cada cuatro o cinco años, 'El Americano' ha ido presentando un nuevo trabajo a sus seguidores, con incursiones en el bolero, la canción o el jazz. En uno de ellos, hace honor a su apodo y firma excelentes versiones de clásicos como A whiter shade of pale. Ahora, Ave María, 35, hace referencia a la dirección de la casa donde creció en Madrid. El disco coincidirá en la mesa de novedades con un libro de memorias, cuyo relato interrumpe en 2000.
"La música fue mi ángel de la guarda -dice- porque si no hubiera sido por ella, no se dónde estaría. Vino a salvarme, a abrir un camino que hasta cierto punto me apartaba de del barrio, que es en donde se aprenden las peores cosas. O sea fue la salvación. Gracias a esta profesión he llevado una vida de la que estoy muy contento y que me ha permitido conocer a grandes individuos, vivir situaciones inesperadas, maravillosas".
Un misterio que inunda las páginas de sus memorias, de las que, por ahora, prefiere no hablar mucho para no influir en en la valoración de sus lectores.
"Que cada uno las interprete como quiera".