El erotismo contra la pornografía

El erotismo contra la pornografía

Es un acierto por parte del Gobierno atender al problema que supone el protagonismo de la pornografía en la educación sexual de los niños y adolescentes.

Niño mirando una pantalla de ordenador.Getty Images

Es un acierto por parte del Gobierno atender al problema que supone el protagonismo de la pornografía en la educación sexual de los niños y adolescentes. En medio de una sociedad cambiante a velocidades de vértigo, nos pasan desapercibidas situaciones muy inquietantes que tenemos delante de las narices. El Gobierno demuestra valentía encarando esta cuestión. (Nota previa antes de meterme al lío: la pornografía es un fenómeno abordable desde muchos planos diferentes. Urge debatir su dimensión ética y el maltrato que supone contra las mujeres. Como psicólogo, no obstante, y dado el interés del gobierno, centraré la columna en su impacto sobre la adolescencia, sin que esto niegue la relevancia de los otros problemas)

Es difícil hincar el diente a este tema. Propongo las siguientes ideas como punto de partida:

- no hay forma tecnológica ni disciplinaria de impedir que chicos de 12 años, solos o en grupo, se asomen a los móviles para ver porno, eligiendo aquél que sea más bestia y extremo por la curiosidad que despierta este tema a esa edad,

- en la adolescencia se aprenden los estilos básicos de lo que será la vida sexual futura; se aprenden por imitación, por ensayo y error, por influencia grupal,

- aunque nunca se deja de aprender, no ejerce la misma impronta la visión de pornografía en un adulto cuyo deseo está formado que en un joven cuyo deseo se está formando a través de esa pornografía,

- la mayor parte de lo que se considera pornografía es vejatoria para las mujeres; a los 12 años nadie puede tener una visión crítica, distinguir entre tipos de pornografía o distanciarse de su propia excitación o repulsión,

- cuando las personas se encuentran excitadas —sean por alegría, dolor, miedo, sexo, hambre…— aprenden muy rápidamente y sus elecciones futuras tienden a ratificar y fortalecer los estilos conductuales y emocionales aprendidos,

- en la adolescencia no hay todavía madurez para distinguir la realidad de la ficción, y el deseo de encajar socialmente y en pareja es tan fuerte que no es extraño confundir lo que gusta con lo que se cree que debe gustar. Esto es especialmente cierto en el sexo, y provoca problemas diferentes a chicos y a chicas, y

- el porno tiene tanto que ver con el sexo como el Capitán América con el ejército.

¿Qué hacemos entonces? No lo sé, pero la mejor forma de eliminar una conducta es sustituirla por otra. ¿Por cuál? Tampoco lo sé, pero cabría explorar el erotismo como el mejor antídoto contra los problemas de la pornografía. Erotismo y pornografía se distinguen no sólo por su crudeza. Se distinguen por su inteligencia, sus pactos implícitos, su seducción. Se distinguen en su lenguaje, en que las experiencias sexuales forman un recorrido y no un montón, en que el deseo no es una caricatura. El porno está matando al erotismo, cuando es su única alternativa viable en el aprendizaje sexual de los jóvenes. ¿Cómo promover este cambio desde las agencias públicas? No cabe ser optimista. La responsabilidad está en manos privadas, así que continuaremos con este turbio experimento durante mucho tiempo más.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciado en Filosofía y doctor en Psicología. Es profesor titular de Psicología Clínica de la Universidad de Oviedo desde antes de que nacieran sus alumnos actuales, lo que le causa mucho desasosiego. Durante las últimas décadas ha publicado varias docenas de artículos científicos en revistas nacionales e internacionales sobre psicología, siendo sus temas más trabajados la conformación del yo en la ciudad actual y la dinámica de las emociones desde una perspectiva contextualista. Bajo la firma de Antonio Rico, ha publicado varios miles de columnas de crítica sobre televisión, cine, música y cosas así en los periódicos del grupo Prensa Ibérica, en publicaciones de 'El Terrat' y en la revista 'Mongolia'.