Derogar el sanchismo y un candidato médium
El candidato del PP a dirigir el Gobierno no ha anunciado ninguna medida concreta. No sabemos cuáles son los pilares de la catedral –—ya veremos— del feijóismo.
Alberto Núñez Feijóo ha sido concreto, muy concreto, minimalista, MAGA trumpista y tajante: “Vamos a derogar el sanchismo cuando yo sea presidente”. Fuerte perreta con todos los ismos que huelan a socialista. Aznar quiso acabar con el ‘felipismo’ y él y Rajoy con el ‘zapaterismo’ y todo lo que rodeaba a ZP, que los ponía histéricos. Ahora, el expresidente de la Xunta recoge el testigo y anuncia que centrará todos sus esfuerzos en la derogación del ‘sanchismo’. Catarrián. DEP. Sin embargo, no ha concretado qué entiende por ‘sanchismo’, algo etéreo, ‘confuso, profuso y difuso’ que diría el señor conde de Romanones, que le evita comprometerse.
Porque, sensu contrario, el candidato del PP a dirigir el Gobierno de la nación no ha anunciado ninguna medida concreta. No sabemos a ciencia cierta cuáles son los pilares de la catedral – ya veremos - del feijóismo. Nada que mejore la vida de las personas. En ninguno de los grandes temas que preocupan al país se ha comprometido, más allá del no o del facial ‘depende’ de la murada de los búhos. Claramente y con detalle en ninguno. Así como Pedro Sánchez se ha hartado a prometer cosas que van todas ellas dirigidas a la gente, cuestiones con destinatarios, Núñez calla y mira y mete la pata más veces de lo que sería normal en un experimentado político de provincias.
La última ocurrencia en la campaña reciente ha sido valorar el trabajo y la valía del catalán Josep Piqué y anunciar que en cuanto lo vea le trasladará personalmente su cariño. El ex ministro de Aznar murió el 6 de abril. Pero en Galicia como todo el mundo celta y de más aquí y de más allá sabe, las meigas haberlas haylas y este debe ser uno de esos casos. Un candidato médium, pues.
La convocatoria exprés de elecciones tras el desastre electoral del PSOE no fue, a pesar de lo que muchos enterados aseguren, nada sorprendente conociendo a Sánchez ‘el superviviente’, el de los ases en la manga y en la cabeza. O el consumado funambulista siempre en la cuerda floja. “Pues ahora, elecciones generales”, dijimos en el Mallow a medianoche varios al unísono cuando la televisión de un metro cuadrado, pisco más pisco menos, no había terminado de dar el resultado final, pero ya olíamos el batacazo.
Como casi a la vez sucedió con el ataque ucranio al centro de Moscú. Un enjambre de drones impactaron en edificios residenciales igual que los rusos que el día antes habían sembrado el terror en Kiev. Ojo por ojo, bomba por bomba. ¿Y cuál fue la reacción de Putin? Pues considerar la proporcionada respuesta de Zelenski un ataque terrorista. Provocó una carcajada mundial: el terrorista acusando de terrorista a quien solo se defiende, pues como establecen las leyes de la guerra desde Sun Tse hasta nuestros días no hay mejor defensa que un buen ataque.
Los ciudadanos rusos, cada día más convertidos en súbitos por el putinismo, se están dando cuenta, y rebelando, ante una guerra insensata, que ya ha costado casi 200.000 víctimas entre muertos, heridos y lisiados.
Si Núñez Feijóo concretara su programa de desanchización probablemente habría una fuga masiva de votantes. No es lo mismo ofrecer, aunque los antecedentes hagan dudar de la sinceridad del proponente, de que nunca jamás (por cierto, nunca digas nunca jamás, aconsejaba Churchill) se pactará con Bildu o con los separatistas catalanes, aunque ya lo han hecho con notable aprovechamiento y cinismo, que descender a los detalles y letra microscópica del folleto. Está muy bien ganar titulares de patriotismo de cartón pintado como uno muy reciente: "Feijóo pide a VOX que dé sus votos al PP para gobernar". "Si quiere derogar el sanchismo puede facilitarlo". ¿Pero esa derogación es igual en todos sus extremos clave para el PP que para VOX y viceversa?, ¿está admitiendo el gallego que lo cierto y verdad es que son lo mismo?, ¿el mismo perro con distinto collar?, con perdón. ¿Qué aspectos entran en la tarea derogatoria y de desmontaje?
Porque el sanchismo no es solo el presidente, es un conjunto de iniciativas que se han ido adoptando en los últimos años. Y las hay malas pero no insólitas, como el acuerdo con Bildu, o con los separatistas catalanes y con la algarabía activista de ‘Podemos’, una chiquillería gritona que desde las algaradas universitarias entran en el Gobierno, con coche oficial, secretarias y secretarios, ruedas de prensa, flashes, cebollas de las radios, oropeles y reverencias.
Un salto enorme, de vértigo y mareos, para unas chicas que de repente viven dentro de un cuento de hadas, rojas, por supuesto, y que se desempeñan con orgullo infantiloide como termitas del sistema. Y llenas de ganas cometen grandes errores aprisa y corriendo. Aunque haya jubilados de postín, patéticos en su retorno a lo barbilampiño, que en su lucha contra la vejez y su cercanía a la condición octogenaria no aconsejan con la sabiduría que dan los años, puro Génesis, y no pierden la ilusión de volver al siglo XX para ayudar a construir el muro de Berlín, que en paz descansen sus escombros por mucho, muchísimo tiempo.
Antonio Ramírez, un lector y comentarista de lo que lee, sentencia: “Olvidó Sánchez y ahora está arrepentido de haberse olvidado de que quien se acuesta con niños aparece meado”. No falla. Todos los padres y madres lo saben por propia experiencia.
Esta idea es más compartida de lo que parece. Por ejemplo, la popular monja catalana sor Lucía Caram, un Pepito Grillo que interviene habitualmente sobre lo divino y lo humano en los lances, políticos o no, toma partido con duras palabras. Leo aquí mismo, en El HuffPost: “Dice Sánchez que los españoles tienen que elegir entre tener ministros de VOX o un gobierno de progreso. Pero Pedro Sánchez, no te equivoques, no es entre VOX y un gobierno de progreso. El error está en tu pacto con la gente de Podemos. (…) Han hecho mucho daño. La frivolidad de las ministras de Podemos ha hecho que esto caiga en picado. Si tuviéramos un gobierno de progreso con cabeza, la realidad sería otra”. Y termina: “Pedro, toma nota. La gente no quiere a Podemos y todos esos planes incumplidos que han terminado siendo una estafa en la que se ha utilizado a los más pobres y a colectivos minoritarios para sacar a pasear sus frivolidades, encabezadas por el emérito morado”.
La campaña para las generales debe servir para que cada partido, sobre todo el PP y el PSOE, aclaren exactamente cuáles son sus propuestas concretas, las que les interesan a las personas. Una podría ser, por ejemplo, y no es solo una coña, una ironía, que para evitar el canibalismo social de la derecha radicalizada, imitadora del gran embaucador americano y del Partido Republicano convertido en antisistema desde su patriotismo falsario de dólar y rifle, pues que el Ministerio de Medio Ambiente o el que corresponda determine como especie de especial protección al homo sapiens sapiens, o ‘personas humanas’, y valga la redundancia atribuida a Eleanor Roosevelt en la declaración de DDHH de la ONU. No solo hay que brindar protección legal al medio ambiente, para acercarnos incluso a la filosofía masai que tanto cita el profesor Federico Mayor, y a los montes, montañas, ríos, bosques, playas, mamíferos de tierra y mar, lagartos, pulgas saltarinas endémicas, chuchangas isleñas, ruinas, petroglifos canarios, castros gallegos, castillos…. sino acometer una gran tarea, aunque ya esté constitucionalizada: que a los españoles se las protege mediante el ‘estado social’ definido en el artículo I de la CE78 y en los tratados de la ONU, UE etc.
El cuento, pura trampa saducea, de rebajar los impuestos y de privatizar los servicios públicos “porque se trabaja mejor” es una trola. Un engaño. Aznar entregó por esas razones ENDESA a ENEL… que es un empresa italiana… ¡estatal!. Genial. Miles de millones de euros, salidos de los trabajadores y de las empresas españolas, soportaban unos costes eléctricos por encima de sus posibilidades que lastraban su competitividad… hasta las medidas ‘sanchistas’ de contención de precios y beneficios.
Feijóo tiene que aclarar si en su ‘derogación’ del sanchismo va a rebajar las pensiones, y el salario mínimo, y a reducir las plazas en las escuelas infantiles, como enseña Ayuso, y a ignorar el cambio climático, y a vender suelo público para torres de lujo… O sea, a seguir tomando la Constitución por el pito del sereno. El periodismo canalla, por su parte, ya pone en pista el ‘Falcon’ del despiste.