Valle-Inclán

Muchos subrayan que parece escrita hoy.

Esta Navidad he decidido quedarme en Madrid viendo teatro. Esta vez el "teatro-teatro" de la sala Tribueñe, a unos pasos de la Monumental de las Ventas, atraído por un Pinter, una dramatización de un cuento de Nabokov y uno de Valle-Inclán. Todo ello bajo la dirección escénica de Irina Kouberskaya, codirectora del teatro junto a Hugo Pérez de la Pica.

Una de las primeras noticias del año ha sido la del ingreso en el dominio público de todas las obras de los autores fallecidos en 1936 como Valle Inclán, Unamuno, Ramiro de Maeztu, Muñoz Seca o García Lorca. Los medios han coincidido en exponer que se trata de la expiración de los derechos de autor sobre sus obras

Proponer públicamente un reto a muerte entre dos ciudadanos en 2015, con la memoria de sangre que lleva en su memoria este país durante el último siglo, es la mayor barbaridad que hemos escuchado en muchos decenios, propia de alguien que se ha dejado llevar por un alarmante desvarío, que no por grotesco me parece menos grave.

Hoy parece impropio de poetas incluso que vayan a ver un partido de fútbol, mucho más que se enzarcen en una lucha de versos defendiendo a Valdés y Casillas. El fútbol se ha alejado de la literatura. Quizá todo el deporte se ha alejado del arte.