En diciembre de 2011, a iniciativa del Grupo Socialista, el Parlamento Europeo exigió y consiguió el bloqueo de la liberalización del comercio de textiles con Uzbekistán, denunciando las deplorables condiciones laborales y el uso sistemático de trabajo infantil y forzado en sus campos de algodón. El desbloqueo del comercio textil debía condicionarse a contundentes avances por parte del Gobierno uzbeko en el respeto a los derechos humanos.