Alrededor de 1.006.768 inmigrantes han llegado a la Unión Europea cruzando el Mar Mediterráneo. Un peso que en términos absolutos representa la mitad de lo que soporta Turquía y proporcionalmente una carga infinitamente menor de la que soportan países tan boyantes como Líbano. Sin embargo, una carga suficiente como para revelar la debilidad del modelo actual y degradar el último elemento de legitimación ciudadana del mercantilista proyecto Europeo: el espacio Schengen.