El año pasado escribí una entrada con algunas lecciones de la vida que había aprendido a lo largo del camino y que quería transmitirles a mis hijos. Este año ha estado lleno de lecciones, pero he decidido elegir solo una más para añadir a la lista -que sigue creciendo- de momentos que espero poder enseñar a mis hijos.
Saca tiempo para el arte, para escribir tu diario, bailar, crear, tener aventuras y tiempo para ti solo para conocerte mejor. Cambia tu rutina, prueba nuevas actividades, camina por caminos inexplorados, y abre tu círculo social a gente nueva. Cuando lo hagas, te volverás más presente y vivo, porque ya no podrás confiar en el modo de piloto automático que tenías por defecto.
De los veinte a los treinta pasan un montón de cosas, lo cual hace que no veas casi nada de la misma manera. ¿Quién te habría dicho, mientras te bebías los minis de calimocho, que diez años después te tomarías el gin-tonic aderezado con bolitas de enebro?
El Tercer Parámetro y la redefinición del éxito no van a sustituir a la obligación de rendir cuentas y el cambio a gran escala que los ciudadanos europeos y norteamericanos merecen. Pero unos líderes que estén más en sintonía con su propia sabiduría serán más capaces de tomar mejores decisiones.