Son unas cubiertas creadas para rodar sobre hielo y nieve en condiciones de mucha mayor seguridad que con neumáticos convencionales; incluso en mucho mejores condiciones que con las tradicionales cadenas. Aunque su diseño tiene una complejidad muy notable, su eficacia se debe a dos factores: el uso de un dibujo especial, con innumerables "laminillas" que hacen que el neumático tenga el efecto "garra" sobre el hielo y la nieve; y la utilización de compuestos de goma que no pierden sus características por debajo de los 7 grados.