Mi primera Navidad como anfitriona la pasé entre lágrimas. Entre la decoración y la elección de regalos para mi nueva familia, acabé totalmente exhausta.
Lo diré sin rodeos: llegarán unas navidades en las que tú no estés. Ojalá pase mucho tiempo hasta ese momento, pero también podría ocurrir pronto. Tus hijos siempre tendrán cosas. A ti no te tendrán siempre. Así que, abrázalos. Léeles. Haz el tonto con ellos y demuéstrales que la alegría existe más allá de los regalos.