El año pasado, mi hermana publicó en Facebook esta foto. En los comentarios, podían leerse tres "guau", un "hala" y un "madre de Dios". Entiendo esa reacción. Incluso nosotros mismos decíamos: "¿Se habrán reproducido?". Pero, aun así, no puedo evitar sentirme algo juzgada. Sentí la necesidad de defenderme.
Ya sé que me puedes salir con la típica broma sobre los bebés de 10 meses y que con regalarnos cajas y papel de regalo ya somos felices. Touché, Papá Noel, touché. Claro que quiero esas dos cosas. Pero hay otras que también me encantaría que me trajeses.
Habrá quien sienta la tentación de regalar un perro incluso si tienen la certeza de que el destino de ese perro será ser abandonado, como otros miles en España. Hay alternativas, por ejemplo ser casa de acogida para alguna protectora o para la ONCE. Así se puede tener perro sin tantas responsabilidades o gastos.