positivismo
Por qué quejarnos nos hace ser más pesimistas
Hay estudios que demuestran que la mayoría de las personas se quejan una vez por minuto durante una conversación. Quejarse es tentador porque nos hace sentir bien, pero, igual que muchas otras cosas placenteras -como fumarse un cigarrillo o desayunar medio kilo de beicon-, no resulta beneficioso.
Por cada situación que lamentar (siempre), hay mil que celebrar
Las palabras «sí, pero» vienen a ser algo así como el descansillo de las escaleras. Imagínate un largo pasillo horizontal dentro de un edificio. Al final de él se encuentra una puerta que tras cruzarla te sitúa en el descansillo de una escalera. Te estabas moviendo de manera horizontal y al llegar hasta él ahora tienes dos opciones. O subir o bajar.
Oda a las tetas
Queridas tetas, hemos pasado mucho desde que hicisteis vuestra aparición en 1995. Llegasteis tarde: llevaba siglos preguntándome si ibais a aparecer algún día; yo llevaba tops mientras que las demás chicas desarrollaban melones de un día para otro. Y justo cuando empecé a plantearme el viejo truco del papel higiénico en el sujetador, aparecisteis.
A las mujeres que llevan bikini delante de mis hijas
Mis hijas sentirán que todo el mundo que las rodea les dice que tienen que tener un aspecto determinado o vestir de una forma concreta, independientemente de lo que yo les diga o les deje llevar cuando aún sean pequeñas. Doy las gracias por que estén expuestas a mujeres en bikini y por que no solo tengan la oportunidad de ver cuerpos femeninos "normales" en las revistas y en los anuncios que pululan por Internet.
Ya no nos está permitido siquiera el duelo
Me gustaría conocer los detalles de las vidas de los gurús de estas filosofías que predican el optimismo. O bien son personas enormemente afortunadas que no han vivido más que ligeros tropezones, o unos absolutos embusteros que no creen nada de lo que predican. Malditos seáis por intentar hacernos sentir culpables por nuestro dolor.
Para ser feliz
Contar con la opinión de otras personas para ayudarnos a solucionar problemas es genial. Porque además, suelen ofrecerte otro punto de vista que tú no tienes. Pero no plantees el problema como algo horrible y contagies tu malhumor. Habla con madurez, contando qué te pasa, sin dramatismo, y pidiendo la opinión sincera de los demás.