La entrada de la novia en la iglesia es probablemente uno de los momentos más esperados en una boda, tanto para los invitados como para la propia protagonista. El secreto mejor guardado de la ceremonia (el vestido) sale a la luz y todos están expectantes. Lo normal es que sea el novio el que lo espere con más ansia, aunque en esta boda parece que había una invitada más interesada en ver el diseño. Asomó tanto la cabeza para verlo y fotografiarlo que... ¡cataplaf!