Todos los secretos del vestido de novia de Meghan Markle

Sola y radiante. Así ha entrado Meghan Markle en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, donde se ha encontrado con el príncipe Carlos, que la ha llevado hasta el altar. La duquesa de Sussex ha elegido para su boda este sábado, un vestido de la diseñadora británica Clare Waight Keller, directora creativa de la firma francesa Givenchy desde el año pasado.

Se trata de un traje de seda, de silueta A, con manga francesa y una discreta cola. Un vestido sobrio y sencillo, acorde con el estilo de Markle, que luce habitualmente cortes rectos y huye de looks recargados. Los zapatos, de punta alargada y satén, también han sido creados por la casa Givenchy y han sido diseñados a partir de un diseño clásico de la firma.

Markle escondía su amplia sonrisa bajo un largo velo de tul de cinco metros de largo con bordados florales de organza en la parte inferior que representan a los cincuenta y tres países de la Commonwealth.

Además del mirto tradicional que es habitual en las bodas reales británicas, la duquesa de Sussex también llevaba en su ramo las flores Forget-me-Not, las favoritas de Diana de Gales, pedidas expresamente por los novios, que recordaron así a la que fuera princesa de Gales.

Después de mucha especulación, Markle ha decidido lucir una sencilla tiara. Se trata de la tiara Filigree, una pieza de diamantes de la reina María de Teck, esposa de Jorge V, y abuela de la reina Isabel II. La diadema data de 1932, mientras que el broche central es de 1893. La novia completó su peinado con un recogido bajo que dejaba entrever unos sencillos pendientes de diamantes de Cartier. Esta no fue la única pieza de joyería que visitó la novia, ya que optó por un brazalete también de Cartier, que lució en su muñeca derecha.

Markle también ha llevado su naturalidad al maquillaje, haciendo hincapié en la mirada con una ligera sombra de ojos. Para prepararse confió en su maquillador de confianza desde hace años, Daniel Martin.