El aval que los tres países europeos darán el próximo 28 de mayo tiene un notable peso político, legal y simbólico. Pero seamos realistas: no va a cambiar el día a día de los palestinos ni se espera que en un corto place modifique la postura de Israel.
El Gobierno español, junto a Irlanda y Noruega, da hoy el paso de llamar estado a un territorio que no lo es aún, pero lucha por serlo y necesita empujones diplomáticos para que su causa no decaiga. El precio: una crisis diplomática seria con Israel.
"Al restringir su entrada, enviamos un mensaje claro de nuestro apoyo a Ucrania y de condena de las acciones de Moscú", defiende Noruega, el último en dar pasos.