En Francia pensamos que una mujer que quiere bañarse no tiene por qué quedarse en la sombra. Y que las mujeres no deben ser objeto de la mínima dominación. Pensamos que hay una clara dominación masculina desde el momento en que se considera que el cuerpo de la mujer debe ser apartado del espacio público. El burkini no es un traje de baño anodino. Es una provocación.
Ahora, más que nunca, es fundamental poder contar con una mirada lo más independiente posible sobre las tan diversas cuestiones que nos atenazan; poder contrastar voces con conocimiento de causa con las que cotejar situaciones y realidades.