Ha muerto el hombre que hablaba de paz y rechazaba tajantemente reducir las colonias sionistas dentro de los territorios de el otro, a los que daba "acuerdos de paz" sin tierra ni autoridad ni justicia, el hombre que fue primer ministro y responsable de la muerte de 106 civiles, gran parte de ellos niños, cuando el ejército israelí atacó las instalaciones de la ONU en el sur de Líbano, en Qana, el 18 de abril de 1996, dos años después de ganar el premio Nobel de la Paz.