El acto final de nuestras vidas da inicio a unos de los negocios más antiguos de la historia. El simple hecho de que haya perdurado desde los inicios de la humanidad nos da una idea de la magnitud del asunto. Sin duda, es un negocio global, no importa tu religión, ni tu capacidad económica. Morir supone un gasto el cual todos tenemos que pagar.