A día de hoy, la presencia de mujeres en determinadas carreras científicas, como física o ingeniería, continúa siendo muy inferior a la de los hombres y probablemente sea debido a que solo un 7% de chicas de 15 años en España se plantee dedicarse a profesiones técnicas en un futuro.
El que haya más mujeres que hombres en determinadas categorías profesionales no tiene nada que ver con la aptitud intrínseca de unas u otros, sino a la existencia de barreras. Derribarlas no es sencillo. Uno de los principales motivos es que estas barreras son muy a menudo invisibles a la consciencia.
La lucha por la igualdad de género no es una cuestión del pasado, es un tema de actualidad, de cuya solución depende que no perdamos la mitad del talento disponible. Es necesario que seamos sinceras y contemos con humildad lo que pasa para eliminar las barreras que impiden el progreso de las mujeres.
Las jóvenes de hoy serán las científicas de mañana y tenemos que asegurarnos de que ninguna con talento se perderá por el camino. Es hora de cambiar la imagen rancia y decimonónica de los científicos.
Excluir o dificultar a las mujeres del cultivo de la ciencia no es solo una cuestión de injusticia, sino de falta de inteligencia. No estamos hablando de viejas injusticias históricas, sino de una opinión todavía dominante.