Cuando el Gobierno anunció que aprobaría una segunda oportunidad para las personas físicas endeudadas que no podían hacer frente a sus compromisos de pago, mucha gente se hizo ilusiones de que algo estaba cambiando a favor del ciudadano. Pero para desgracia de nuestro país, no se trata de una verdadera ley de segunda oportunidad. Más leyes que, al final, son poco más de papel mojado.