Estamos intentando salir de la crisis económica pero el progreso es lento, a veces poco perceptible, probablemente debido a que en el contexto europeo y global las dinámicas no son mucho más favorables. Hay algunas tendencias que pueden estar en la base de algunos de los problemas con los que nos encontramos.
Olof Palme, primer ministro de Suecia, se reunió con un militar portugués en 1975; durante el encuentro, el luso aseguró que la Revolución de los Claveles acabaría "con todos los ricos". A lo que el sueco respondió: "¡Vaya! Nosotros preferimos acabar con los pobres". La anécdota resume con acierto la trayectoria de uno de los padres de la socialdemocracia europea.
Vaya por delante que no soy economista; pero tengo la sensación de que lo que llamamos capitalismo ya no existe, se está muriendo desangrado de sí mismo. Y no nos estamos enterando. Seguramente porque, al fin y al cabo, estamos hechos de capitalismo. Conforma nuestro sentido más común, aun cuando muchas de sus acciones y consecuencias estén lejos de garantizarnos siquiera la supervivencia.