OFRECIDO POR YOIGO. Pasó de apostar 1 euro a 13.000. Llegó a suplantar la identidad de su madre para poder jugar al póker. Y se gastó el dinero de sus compañeros de piso por jugar. Pensó en desaparecer porque su vida solo era juego... Hoy, Santiago colabora con la asociación Ludópata Rehabilitado para visibilizar la enfermedad y ayudar a otras personas.