Para achicar espacios de impunidad a quienes pretendan eludir su responsabilidad penal traspasando fronteras en busca de jurisdicciones favorables, cuando no de conveniencia.
La violencia criminal de esta guerra de Putin —prolongada, insufrible e interminable—, con tantas víctimas civiles en la frontera de Europa, describe un punto paroxístico contra la legalidad internacional, los valores de la UE y la gobernanza global.
Es imposible ignorar los sacrificios que conlleva, en lo personal y en lo colectivo, deducir todas las lecciones y extraer todas las consecuencias de la respuesta europea.
La Fiesta Nacional, que debería ser de tod@s los español@s, resulta alienada y pervertida en algo ingrato y excluyente por la emboscada orquestada de un griterío fascistizante.
La misión de la Comisión LIBE a las fronteras ucranianas ha sido útil e instructiva. Una experiencia de aprendizaje: toca ahora deducir las lecciones y extraer las consecuencias.
Estas manifestaciones de una nueva fenomenología de “fuerzas fácticas” ya no se identifican con las que campearon en los peores y más trágicos capítulos de la historia de España.
No es admisible que la UE exija control de sus fronteras exteriores en términos de “seguridad colectiva” solo a los miembros que tienen islas o puertos singularmente vulnerables.