Estamos llevando a Madrid del cielo de lo imposible al cielo de lo posible. Estábamos tan mal acostumbrados a la prepotencia, la soberbia y la chulería de la política de amiguetes del PP que gente cabal como José Manuel o Manuela se nos antojan ahora extraños pero indispensables. Su trabajo silencioso en las trincheras de la sociedad civil es lo que más necesitamos: una vuelta a ese cordura que nos robaron.