Hacer cine en España no es fácil. A los trances de escasez de producción, falta de inversión y de sistematización se añaden, para algunos sectores, dificultades específicas que vedan aún más el acceso a la profesión cinematográfica. Hay que encajar en el molde, cuadrar en el plan y seguir la corriente porque si no, si decides quebrantar alguna de estas normas y seguir tus propios impulsos, te conviertes en excepción, en fisura, en grieta.