Este tipo de candidaturas falsas o de fachada responden a una estrategia en la política italiana dirigida a atraer votos, pues a buen seguro Meloni no renunciará al Gobierno en Roma por su escaño en el Europarlamento. Son cargos incompatibles.
Cuando se cumple un año de la victoria en Italia de la líder neofascista toca hacer repaso: su atlantismo y compromiso con Ucrania le han dado empaque mundial, mientras en casa cumple poco pero apunta maneras con sus peleas ideológicas.
Hermanos de Italia pasa de una posición residual a primera fuerza con un discurso de cambio frente al fracaso de ejecutivos encadenados, poniendo en jaque libertades de décadas.
Contrasta con el silencio de las instituciones europeas y los Gobiernos proUE. Sólo Hungría y Polonia, espejos para Meloni, salen a felicitar a sus "amigos".