guillermo zapata
¡Ay, Carmona! ¡La España de cerrado y sacristía!
No me gustan nada las trazas del risueño Antonio Miguel Carmona. Temo que su supuesto apoyo a Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid pueda resentirse ante la presión de los inquisidores del Partido Popular y medios afines, que acumulan otra vez la rabia del mal perder, como tras las elecciones de 2004.
La verdad sobre el caso Zapata: lo políticamente correcto, lo políticamente justo
¿Se puede consentir que haya antisemitas o violentos en las instituciones? De ninguna manera. ¿Guillermo Zapata es antisemita y partidario de la violencia? Es exactamente lo contrario: es y ha sido siempre antirracista, pacifista, defensor de la democracia activa, de la convivencia y de la justicia social, y por eso forma parte de Ahora Madrid, un proyecto de gestión municipal basado en el antirracismo, el pacifismo, la democracia activa, la convivencia y la justicia social.
Señora Aguirre: ¿por qué hay que quedarse en casa?
Todavía cabe la posibilidad de un tamayazo, que algún concejal del PSOE, por su ética/principios, cambie de bando al no poder aguantar apoyar a quienes algunos medios intentan retratar como violentos/ignorantes/perroflautas/xenófobos/partidarios de ETA/antisemitas, etc. ¡Un modelo de tamayazo modernito, elegante y aceptado!
No usarás Twitter en vano
Algunos deben creer que Internet, al contrario del papel, más tangible, se lo traga todo y lo hace desaparecer. Pero sabemos que no es así la cosa. Los comentarios más peregrinos que hicimos hace una década o las fotos de una juerga que nos corrimos en la despedida de soltero del amigo siguen ahí tanto tiempo después, y eliminarlos es poco menos que imposible. Lo que ahora les pasa a Soto y a Zapata, que ya ha dimitido como concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, nos muestra que lo que circula en las redes no es un juego.
¿Viva Zapata?
Cuando Zapata nos cuenta el chiste de los judíos y el 600, somos nosotros los que, para que impere la lógica lingüística, metemos mentalmente los cuerpos de los prisioneros en los hornos crematorios, los reducimos a cenizas y les damos el trato infamante de meterlos en un recipiente para cigarrillos.